El Atlético tira a la basura un partido que tuvo que golear
Deja vivo al Espanyol tras 15 minutos arrolladores y luego se queda seco
Dos goles anulados a Riquelme por fuera de juego
Decepcionantes Julián Álvarez y Sorloth
El Atlético tira un partido que tuvo que golear tras 15 minutos arrolladores y acaba quedándose a cero ante el Espanyol perdiendo dos puntos de los que hacen mucho daño. Decepcionantes Julián Álvarez y Sorloth, Gallagher se quedó sin jugar y a Riquelme le anularon dos goles por fuera de juego. Primer golpe para el nuevo proyecto de Simeone, que desconcertó a propios y extraños con algunos cambios desconcertantes.
En un arranque hegemónico y arrollador el Atlético obligó al Espanyol a cavar trincheras y meterse dentro para soportar cuerpo a tierra un zafarrancho de combate de tanta envergadura que resultó un milagro que llegara con vida al paso por el primer cuarto de hora de partido. Julián obligó a Joan García a efectuar un paradón, Lino remató al poste, Sorloth cabeceó fuera en el área y de nuevo a Julián le faltó puntería. Todo esto en 15 minutos y ante la desesperación del Cholo, que no se lo podía creer.
A la grada asistía entusiasmada a la exhibición de superioridad de su equipo convencida de que era sólo cuestión de tiempo que el balón golpeara la red. A los 24 minutos Lino y Riquelme le regalaron el 1-0 a Sorloth, pero el disparo mordido del noruego salió rozando el poste y alimentando la estadística de errores domésticos ante la portería forastera. A todo esto, el Espanyol sacó la cabeza de la trinchera y salió a campo abierto para forzar un córner, pero volvió de inmediato al agujero. El tercer remate de Sorloth sí que cogió esta vez portería, pero sin fuerza y a las manos de Joan García. A Manolo González la pausa de hidratación le cayó llovida del cielo. 0-0 a la media hora de partido. El milagro del miércoles.
El regreso del parón le vino de maravilla al Espanyol, que pilló al Atlético con la guardia baja y estuvo a punto de hacerle daño de verdad en un pase que le llegó en el segundo palo a Puado, que con todo a favor tiró alto. Ahora fue el banquillo catalán el que frunció el ceño mientras Simeone suspiraba y la grada empezaba, ahora sí, a sentir los primeros síntomas de ansiedad.
La llegada aislada del Espanyol aturdió al Atlético, que de repente se cayó en picado. El estadio guardó silencio y el equipo entró en un agujero del que salió justo a tiempo para despedir el primer tiempo con el cuarto remate de Sorloth en el partido, de nuevo a las manos de Joan García. Simeone miró al banquillo y ordenó a Barrios y a Griezmann que empezaran a calentar. No tardo en unírseles Marcos Llorente.
Como era de esperar los tres aparecieron en el campo tras el descanso para relevar a Nahuel, Lino y Julián Álvarez porque el Cholo le había visto las orejas al lobo en el tramo final de la primera parte y no quería prisioneros. Barrios y Llorente no tardaron en dejarse notar, pero no resolvieron el problema de la esterilidad de un Atlético que empezaba a desesperarse.
La espera pareció concluir a los 54 minutos cuando Riquelme empujó bajo los palos un rechace de Joan García. Simeone reclamó gol con vehemencia desde el banquillo, pero las imágenes demostraron que no había dos jugadores rivales por delante del canterano cuando éste remató lo que parecía el 1-0. Tocaba seguir remando, y para echar brazos Correa fue el siguiente reemplazo rojiblanco. De Paul fue el damnificado.
Con Correa, Sorloth y Griezmann arriba y Riquelme y Llorente cubriendo las bandas, el Atlético se lanzó a una misión suicida consciente de que el reloj le jugaba en contra, pero la siguiente ocasión fue de Cheddira, que obligó a Oblak a sacudirse las legañas para evitar el 0-1. Con 20 minutos por delante el partido entró en un embudo que apretó a todos los futbolistas en un espacio minúsculo. A Simeone la debilidad defensiva de su flanco izquierdo empezó a preocuparle y Reinildo sustituyó a Sorloth para dejar a Correa como delantero centro y dejar de concederle espacios innecesarios a un Espanyol que empezaba a creer en el milagro.
La primera noche negra de la temporada acabó con un segundo gol anulado a Riquelme por fuera de juego y con una sensación de impotencia absoluta. De nueve puntos en juego el Atlético ya ha dejado escapar cuatro, que es la diferencia que ahora mismo le saca el Barcelona. El sábado juega en San Mamés y si pierde empezarán a encenderse las alarmas.