VOLVIÓ A JUGAR DE MEDIOCENTRO

Así jugó Pogba: atado en defensa, pierde él y pierde Francia

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Pogba, muy enfadado tras el gol de Portugal. (Reuters)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Francia se llevó uno de los grandes palos de su historia después de caer en la final de la Eurocopa de la que era anfitrión frente a Portugal. Los galos echaron de menos a un Pogba que, atado por Deschamps, solo pudo ser protagonista en defensa.

Rostro serio, concentrado, en contraste con su siempre llamativo peinado. Pogba estaba listo para jugar el encuentro más importante de su carrera con Francia. Su posición no sería la ideal, pero ya había demostrado en esta Eurocopa su capacidad para destacar desde el mediocentro, sin tanta libertad pero con mucha más responsabilidad defensiva.

La desgraciada lesión de Cristiano Ronaldo – Pogba fue uno de los primeros en interesarse por su estado – marcó una primera parte que se había iniciado con un gran ritmo por parte de los galos, que dominaban a placer e incluso tuvieron un par de oportunidades, personificadas en la figura de Griezmann, para abrir el marcador.

Eclipsado por un portentoso Sissoko, Pogba se dedicó a intervenir prácticamente siempre en la mitad francesa de campo, dejando la libertad para sus compañeros y repartiendo el juego al jugador más cercano. Un par de arrancadas devolvieron al jugador de la Juventus a su esencia, pero la buena labor defensiva de Portugal desbarató cualquier peligro.

La segunda parte continuó con el dominio francés y la buena labor de Pogba… en defensa. El espigado centrocampista galo estuvo muy acertado en el corte – máximo recuperador del partido – y en las coberturas a sus compañeros, siempre pendiente de ayudar al equipo. Un disparo lejano que se marchó alto fue su única aportación ofensiva más allá de los primeros pases de una posesión que Francia intentó asentar en campo contrario con suerte intermitente.

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Pogba, en un lance de la final de la Eurocopa. (AFP)

No era el Pogba más vistoso, pero estaba ayudando a su equipo. A pesar del dominio francés, el gol no llegaba y los minutos pasaban amenazantes con llevar el encuentro a la prórroga. La tuvo Gignac, que humilló a un hasta entonces descomunal Pepe, pero el balón golpeó en el palo, acabando con las últimas opciones de Francia de ganar en el tiempo reglamentario.

La prórroga de los horrores

La prórroga inició con ritmo francés, pero un susto en forma de cabezazo de Eder silenció Paris por un instante. El encuentro se convirtió en un ida y vuelta que quitó cualquier protagonismo a un Pogba atado para defender. Quizá la decisión hubiera sido soltar a la bestia de origen guineano, y el golazo de Eder obligó a ello. El ’15’ enfadadísimo tras el tanto, quiso levantar a sus compañeros ante la situación crítica que vivía Francia. Hiperactivo, acelerado, regreso a la defensa para cortar una contra que le supuso la tarjeta amarilla.

Los últimos minutos se vivieron con impotencia e incapacidad para dar la vuelta a la situación por parte de Pogba y los suyos, y con la duda de saber que habría sido de Francia si Deschamps hubiera dado algo de libertad a Pogba para incorporarse al ataque.

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