Armani pagó la cuenta de un Madrid a cien en Milán (90-101)

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Maciulli frena las opciones de pase de Simon en el Armani Milán vs Real Madrid.
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Armani Milán pagó los platos rotos de la dolorosa derrota del martes, frente a Baskonia, en el Palacio de los Deportes. El Real Madrid conquistó el complicado Mediolanum Forum (90-101) a base de defensa e inteligencia, imponiéndose a los arreones de los jugadores, con mucha calidad pero no tanta constancia de los italianos. Los pupilos de Pablo Laso se ponen así el 3-1 en la clasificación de la Euroliga. Randolph con 20 puntos, y Hunter, con 18, fueron los mejores del Real.

Dolidos, encendidos por la derrota frente a Baskonia, los blancos salieron, deliberadamente, a competir y contentar a su entrenador. Y lo hicieron con la versión más sólida que se le recuerda al Real Madrid en la presente temporada. No se descentraron cuando vieron que Simon dividía y anotaba desde la línea de tres puntos a su antojo. Como si de porteros de fútbol se tratara, pararon todo lo parable, mientras Randolph se ocupaba de ir sumando en ataque.

El marcador permanecía igualado, pero era cuestión de tiempo que el juego madridista se impusiera a los brotes de calidad de Armani. El punto de inflexión estuvo en el triple, en el del Real Madrid, concretamente. Los blancos no venían estando acertados desde la larga distancia, pero dos triples de Llull –rompía su racha de 0/17– y Carroll abrían la primera brecha en el marcador, con el final del primer cuarto (20-26), revoloteando el marcador.

Jaycee Carroll sacó su licencia de cazador para disparar y anotar desde cualquier posición de la larga distancia, y poner la máxima de once puntos favorable al Madrid, que contaba con Hunter en pista para combatir con la potencia de Sanders y la calidad de Radulijca en la zona.

Una pequeña relajación acercaba de nuevo a Milán en el marcador, pero de nuevo Othello Hunter, de dos metros de altura pero tres de apariencia, sellaba una pintura que no parecía estar pintada de blanco por casualidad. El duelo atacante Hickman-Llull continuó decantando la balanza, dentro de la igualdad entre los dos bases, mínimamente hacia el Real Madrid, que solo en un desacertado minuto final pudo ver como la diferencia se colocaba en once puntos al descanso (41-52).

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Carroll bota el balón en el encuentro frente al Milán. (Euroleague)

El ataque ordenado y efectivo del Real había marcado la diferencia en la primera mitad, y Repesa optó por obligar a los suyos a subir la intensidad para aprovechar la inercia en ataque. Y lo consiguieron durante unos minutos en los que los decibelios del Mediolanum subieron ostensiblemente.

Hunter y Randolph calmaron los nervios

Sin embargo, Llull y un hasta entonces desaparecido Ayón devolvieron la normalidad al encuentro, y solo una técnica a Randolph por protestar –después de recibir dos faltas–, modificó levemente el guión. Y modificó el encuentro porque, lejos de afectar el rendimiento del norteamericano, que estaba siendo notable, lo elevó. El Real Madrid tiene adaptándose a un hombre de 2’11 que capaz de coger diez rebotes por partido y botar y tirar como un escolta, y cuando lo muestra, abre bocas y desquicia defensas.

Y también tiene a Draper, que hace poco ruido pero es muy importante para que, entre otras cosas, Laso esté seguro cuando Llull descansa. Dos canastas seguidas con adicional lanzaron al Madrid por encima de los diez antes de que Sanders, con dos triples, bajara la barrera antes de los últimos minutos (66-75).

Cuando la tranquilidad debía sostener al Real Madrid, Felipe Reyes, extrañamente, sufrió un cruce de cables que le llevó a empalmar una antideportiva y una falta de adicional, que encendieron al público de Milán. El partido estaba roto, y eso siempre beneficia al local, que se ponía a dos porque el mejor jugador del partido, Ricky Hickman, seguía haciendo milagros. 

Sin embargo la fuerza y calidad –que la tiene– de Hunter, importantísimo ante la carga de faltas de Ayón, comenzó a construir en el nerviosismo blanco con Llull como gran aliado, y con Rudy, que poco a poco vuelve a recordar a ese jugador que dominaba en Europa.

La decena volvió a aupar al Madrid ante el equipo de Giorgio Armani, que en primera fila estaba sufriendo en un desfile en el que el éxito se lo llevaban los atuendos blancos, especialmente los de Anthony y Othello, que demostraron que Herreros y Laso no se han equivocado en absoluto con sus fichajes.

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