Selección española

Adama Traoré, el tamaño sí importa

Adama Traoré es el hombre de moda en el fútbol español. Ante Portugal debutó con la selección absoluta y las sensaciones fueron muy buenas

El potente atacante no lo ha tenido fácil y ha tenido que pelear mucho para conseguir llegar a este momento

Adama Traoré
Adama Traoré, durante un entrenamiento con España. (RFEF)
Iván Martín

Adama Traoré es el ejemplo de que el tamaño sí importa. Sí importa cuando está bien explotado, como es el caso del atacante español, que debutó con el combinado absoluto ante Portugal. Luis Enrique le dio la oportunidad en el segundo tiempo y el explosivo jugador no tardó en demostrar que es un futbolista diferente. Un jugador que nunca antes había tenido nuestro fútbol que otorga un gran número de variables al seleccionador.

Pero el camino de Adama hasta llegar al José Alvalade y debutar con la selección española absoluta no ha sido para nada sencillo. De hecho, ha estado lleno de obstáculos. Cuando era igual de rápido, pero mucho menos fuerte, y se formaba en la cantera del Barcelona, la Federación le tenía muy presente. Disputó cinco partido con la sub-16, otros tantos con la sub-17 y seis con la sub-19, con la que ha jugó el Europeo de Lituania, el único torneo donde ha defendido los colores del equipo nacional hasta la fecha.

Con el Barcelona no paraba de crecer. De hecho, llegó a debutar con el primer equipo cuando no había cumplido ni la mayoría de edad. A los 17 años y 302 días, el Tata Martino le dio la oportunidad de saltar al césped en un duelo ante el Granada sustituyendo a Neymar. Aquel día cumplió el sueño de cualquier canterano, pero la falta de oportunidades le obligaron a hacer las maletas y en la Premier League encontró su lugar. Aunque sus inicios tampoco fueron fáciles.

Primero recaló en el Aston Villa, donde comenzó bien, aunque dos lesiones le frenaron. Después, dio el salto al Middlesbrough y en el Boro sí se sintió mucho más cómodo. Arropado por Víctor Valdés, con el que coincidió en el Barcelona y con el que comparte el mismo barrio de Hospitalet, creció, mejoró y empezó a convertirse en el jugador que se ve ahora. A pesar de esto, su marcha del fútbol español hizo que la Federación se olvidase de él y seguía sin recibir una llamada muy deseada. Al mismo tiempo, las dudas crecían y la posibilidad de jugar con Mali, país de sus padres no se descartaba.

Dejó el Middlesbrough y fichó por el Wolverhampton, donde ha terminado de romper. Allí ha crecido futbolística y, sobre todo, físicamente para convertirse en un jugador prácticamente imparable. 88 partidos, siete goles y 15 asistencias son sus registros. Unos números que volvieron a captar la atención de Federación. Aunque ni para regresar lo ha tenido sencillo. En noviembre, cuando Robert Moreno le citó, no pudo acudir por culpa de una lesión. En septiembre, ya con Luis Enrique, fue el coronavirus el que le privó de debutar con España. Y por fin en octubre ha cumplido su deseo y el de la selección.

Una genética privilegiada

Adama llama la atención por su físico. Es un jugador tremendamente potente y musculado al que los defensas no le pueden frenar de uno en uno. Contra Portugal se vio lo que sufrió la zaga lusa cada vez que cogía la pelota y encaraba. Además, también suma en defensa, donde no duda en sacrificarse para ayudar a sus compañeros.

En rueda de prensa, el propio Traoré ha confesado que no es un amante de las pesas, al contrario de lo que se pueda pensar. «Pesas no hago porque gano volumen muy rápido. Hago otro tipo de trabajo», aseguró. Lo que es evidente es que ese trabajo junto a su genética han dado un resultado tan notable como impresionante.

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