Amistoso: Portugal – España

Con esta España sí salimos más fuertes

portugal españa
Portugal y España empataron a cero en Lisboa.

Una media hora espectacular en la que España arrolló a Portugal demostró que Luis Enrique tiene plan B. Pero nos sigue faltando gol. Tampoco le sobró a la selección lusa, con un motivado Cristiano Ronaldo que estrelló un disparo en el larguero. El duelo acabó 0-0 pero España encontró en el segundo tiempo a Adama Traoré, un futbolista-armario que fue un soplo de aire fresco. Mejor dicho, un vendaval. Con esta España desde luego sí que salimos más fuertes.

Luis Enrique presentó en Lisboa a su plan B al completo. Era un equipo plagado de chicos jóvenes, con experiencia nula en la selección absoluta, pero talento para exportar. Jugaba el cuestionado Kepa de portero, con una defensa en la que aparecían Sergi Roberto, Eric García, Diego Llorente y Reguilón. Vamos, que no jugaba ni Sergio Ramos. En el centro del campo estaban Busquets, Canales y Ceballos. Arriba, Dani Olmo, Rodrigo y Gerard Moreno. Pues sí, señores, la nueva generación de España ya está aquí.

Los primeros diez minutos de España fueron un recital en el sentido más amplio de la palabra: presión, velocidad, ritmo, precisión, verticalidad, FÚTBOL. Fue un inicio arrollador del equipo B de Luis Enrique, que cercó a Portugal y generó tres ocasiones claras en un pispás. Comandado por un inspirado Ceballos y con un Dani Olmo imparable y ubicuo, el equipo español manejaba a Portugal como Pablo Iglesias maneja a Pedro Sánchez: con descaro y sin rubor.

Por cierto, que en Portugal jugaba Cristiano Ronaldo, que estaba por pedir la nacionalidad española a eso del primer cuarto de hora. España ya acumulaba media docena de llegadas claras a la portería de Rui Patricio, el Jordi Hurtado de Portugal porque nunca envejece. El torrente de juego y presión de La Roja no amainó con el paso de los minutos, pero el duelo seguía 0-0. Esa era la gran noticia para Portugal: el marcador.

España va bien

Media hora duró la ciclogénesis explosiva de España que soportó Portugal con una dignidad y estoicismo encomiables. Sostenidos por un imperial Pepe (que igual el Real Madrid debería pensarse cambiar por Militao), estiráronse algo los lusos en busca de un Cristiano que parecía un náufrago en La isla de las tentaciones. Sin peligro, que conste.

Levantó un poco el pie la selección de Luis Enrique y empezó a haber partido. Apareció Trincao entre líneas e incluso Portugal trataba de discutir la posesión de la pelota a España. No fue hasta el 42 cuando llegó la primera ocasión lusa después de una buena dejadita de cabeza de Cristiano Ronaldo a Guerreiro. El extremo se hinchó de balón y la mandó a las nubes del cielo de Lisboa.

Con esa ocasión se llegó al descanso, del que volvimos con un par de cambios en España. Entraron Campaña y Merino y salieron Ceballos y Rodrigo. El hilo que habíamos perdido a la media hora no terminamos de enhebrarlo, así que Cristiano Ronaldo estuvo a punto de marcar el 1-0 con un golazo marca de la casa. Su disparo, seco y sin carrerilla, reventó el larguero de Kepa y botó, gracias a Dios, fuera.

Reacciona Portugal

España había cambiado dominio por dudas y Luis Enrique metió a Adama Traoré, un delanterazo de esos que quita el hipo y podría perfectamente ser el hermano negro de Terminator. Nos dio vigor y músculo, porque el chico tiene unos brazos con los que podrían levantar un Opel Corsa.

Portugal lo fiaba todo a la velocidad de las contras de Cristiano Ronaldo. Para CR7 no hay amistosos. De sus botas salió una asistencia soberbia que Renato Sanches estrelló contra el larguero. A largueros nos ganaban los vecinos por 2-0, pero en el marcador seguíamos empatados.

Menos mal que Adama Traoré empezó a horadar el césped lisboeta como si fuera el caballo de Atila. Percutió por la banda izquierda como si fuera Jumanji. Asistió a Dani Olmo en el 70 y su remate lo rechazó con el pie Rui Patricio. Pero el partido ya era un correcalles con una peligrosa ida y vuelta.

Salió Sergio Ramos para sumar otra internacionalidad y fue lo más reseñable del final de un partido que empezó con vértigo y acabó con una irrupción espectacular, la de Adama Traoré, un armario empotrado que combina velocidad y desborde y que puede dar cositas a la nueva España de Luis Enrique. Y si hay pelea, con Adama ganamos fijo.

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