La ACB vuelve a la televisión de pago para revalorizar su producto

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La pasada final de la Liga ACB no llegó a reunir a un millón de espectadores en su último partido. (Getty)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

La liga ACB se verá de nuevo en una plataforma de pago. Hace 14 años, la liga decidió cambiar de la televisión en abierto por la televisión de pago. Aceptó una oferta de 61 millones de euros de Canal Plus por cuatro temporadas. Pensaron que el producto podría venderse como algo premium, pero aquella aventura no cuajó. Volvieron al Ente Público perdiendo dinero y viendo cómo su audiencia se reducía de forma paulatina al mismo tiempo que la cuantía de los contratos, mientras que como contraprestación recibían un trato -por definirlo de alguna manera- poco especial por parte de TVE llegando a emitirse los partidos en tres canales distintos a lo largo del tiempo.

Ahora los clubes que componen la liga de baloncesto han decidido dar un nuevo giro a su proyección firmando por Movistar las próximas tres temporadas por 15 millones de euros. La cantidad, inferior a los 61 firmados en 2001 por cuatro años, denota la necesidad de la competición por mejorar la venta de su producto confiando el mismo a un operador que se ha distinguido por saber cuidarlo cuando estuvo en sus manos.

El dilema llega para el aficionado al baloncesto, que ahora sí o sí tendrá que pagar para ver el deporte de la canasta -recordemos que Movistar también tiene los derechos de Euroliga y NBA-. TVE emitirá este año un único partido en abierto y sólo por este año. Será todo el baloncesto masculino de élite que se vea en abierto a lo largo de la temporada hasta los Juegos Olímpicos. ¿Soportarán los aficionados esta situación o encontrarán acomodo en otros deportes?

La última vez que la ACB se marchó a cerrado era el segundo deporte más visto de España y a su regreso se encontró con que los gustos de aficionados se habían acercado al tenis y a la Fórmula 1 con la irrupción de Rafa Nadal y Fernando Alonso diluyéndose sus cifras de audiencia.

Los tiempos han cambiado, las redes sociales han adquirido mucha notoriedad, pero para disfrutar del producto al final hay que pagar. ¿Cuantos del millón y medio que siguieron la final del Barça-Madrid del año pasado harán el desembolso? ¿Y cuántos estarán esperando si algún día vuelven a retransmitirse en abierto? La ACB necesita respuestas.

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