Un nuevo descubrimiento en Granada arroja luz sobre cómo se alimentaban nuestros antepasados
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Un estudio del Proyecto ORCE, liderado por las universidades de Granada, Complutense de Madrid y Salamanca, revela que los primeros pobladores de Europa, hace 1,4 millones de años, incluían carne en su dieta, obteniéndola de tortugas, hipopótamos, mamuts y rinocerontes.
El análisis de marcas de corte en huesos de yacimientos como Barranco León en Orce, Granada, respalda esta conclusión. El estudio destaca que estos antepasados prehistóricos debían competir por las partes nutritivas con depredadores como hienas gigantes, tigres de dientes de sable y ancestros de licaones, lobos y zorros actuales.
Así se alimentaban nuestros antepasados
En los inicios de la civilización europea, la escasez de alimentos afectaba a especies carnívoras y omnívoras como el homo erectus. En Venta Micena, una pedanía orcense, se formó un lago endorreico con un ecosistema rico gracias a corrientes superficiales y manantiales de aguas termales. Grandes mamíferos como mamuts, hipopótamos y rinocerontes se acercaban a beber, convirtiéndose en presas de depredadores como hienas gigantes, tigres de dientes de sable y ancestros de licaones, lobos y zorros actuales.
El estudio de la evolución geológica, paleontológica y arqueológica en la zona se ha beneficiado de técnicas de inteligencia artificial para identificar las mordeduras en los huesos fósiles. La comparación de estas marcas con las producidas por especies actuales, utilizando morfometría geométrica tridimensional, ha permitido la identificación precisa de 368 marcas en 167 huesos. Este enfoque innovador ha revelado detalles sorprendentes y ha sido publicado en la revista ‘Quaternary Science Review’.
En el Pleistoceno inferior, un estudio sugiere que los homínidos eran los primeros en consumir alimentos, siendo más carroñeros que cazadores. Cuando el alimento era compartido, los homínidos eran los principales consumidores de las partes blandas de los animales muertos, siendo seguidos por otras especies.
El Canis mosbachensis, antecesor del lobo actual y más pequeño (apenas pesaba 14 kilos), esperaba a que otros terminaran de comer para roer los huesos en busca de carne, ya que sus características morfológicas le impedían enfrentarse a especies más grandes.
Las marcas en los huesos indican la intervención humana mediante herramientas para fragmentarlos y extraer la médula ósea. Los restos desechados por los homínidos eran luego aprovechados por otros carnívoros. Este orden de prelación sugiere la posición de supremacía del hombre en la cadena alimentaria.
Estudio de investigación
Los investigadores del Proyecto ORCE, liderado por varias universidades españolas, han revelado hallazgos novedosos sobre los pobladores del Pleistoceno inferior en Europa. Estudiaron las marcas de corte en huesos y restos en el yacimiento de Fuente Nueva 3, demostrando que los homínidos eran capaces de llegar pronto a los cadáveres de animales y consumir partes nutritivas antes que otros carnívoros.
El trabajo tafonómico, que analiza cómo se forman los conjuntos fósiles, fue crucial. Se plantea si los pobladores cazaban, recolectaban o simplemente carroñaban, sugiriendo que el carroñeo era una forma de recolección. La continuidad en la investigación es esencial para desentrañar estas estrategias y su relación con las capacidades cognitivas de los antepasados.
La diferencia entre cazar y ser un carroñero pasivo que se conforma con despojos de otros consumidores destaca la complejidad de estas estrategias. El Proyecto Orce planea utilizar inteligencia artificial para identificar especies que mordieron huesos y explorar la relación con la industria lítica tallada y las marcas de corte.
Actividad de los carnívoros
En Barranco León, se identificaron diversas especies de carnívoros, incluyendo una gran hiena llamada ‘Pachycrocuta brevirostris’, dos tigres dientes de sable (‘Megantereon cultridens’ y ‘Homotherium latidens’), tres especies de cánidos (‘Xenocyon licaonoides’, ‘Canis mosbachensis’ y ‘Vulpes alopecoides’), y un úrsido, ‘Ursus etruscus’. Las marcas de mordedura en huesos fósiles son como huellas dactilares, y su estudio reveló sorpresas, contradiciendo algunas teorías previas. Más de la mitad de las marcas corresponden al ‘Canis mosbachensis’, el ancestro del lobo, indicando que estos cánidos no solo cazaban sino también carroñeaban.
Además, se encontraron marcas de tigres dientes de sable, desafiando la creencia de que solo consumían vísceras. La gran hiena de cara corta tuvo un papel residual en comparación con los cánidos. Estos hallazgos subrayan la complejidad de las interacciones entre especies en el Pleistoceno inferior.
Pleistoceno inferior
El Pleistoceno, perteneciente al período Cuaternario, abarcó desde hace aproximadamente 2,59 millones de años hasta hace unos 11.700 años, marcando las últimas glaciaciones y coincidiendo con el Paleolítico arqueológico. Se divide en cuatro edades: Gelasiense, Calabriense, Chibaniense y Tarantiense. La incorporación del Gelasiense amplió el inicio del Pleistoceno para abarcar todos los ciclos recientes de glaciaciones.
Durante el Pleistoceno, la paleogeografía y paleoclimatología experimentaron cambios significativos. Inicialmente, se produjo un enfriamiento y aridez, transformando el mundo en un entorno más parecido al actual, con tundra en el círculo polar ártico, seguida por la taiga y áreas desérticas hacia el sur. En el Pleistoceno Superior, los humanos modernos aparecieron en África.
En la Península ibérica, el retiro del mar dejó rastros de antiguas playas en Huelva y Cataluña, mientras que en el interior, cuencas fluviales persistieron y surgieron nuevas.