Ni en primera ni en quinta fila: éste es el asiento más seguro de todo el avión, según un estudio


Para muchas personas, viajar en avión es una experiencia angustiante, a pesar de que las cifras respaldan su seguridad como medio de transporte. En este contexto, una de las dudas más frecuentes entre los pasajeros es si existe realmente un asiento más seguro dentro del avión. Aunque los expertos y las autoridades aeronáuticas insisten en que no hay un asiento definitiva que garantice la supervivencia en caso de accidente, algunos estudios y análisis de datos sugieren que algunos asientos podrían ofrecer una ventaja relativa.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB) ha afirmado que entre 2001 y 2017, el 94 % de los accidentes graves de aviación comercial tuvieron tasas de supervivencia totales. Es decir, la mayoría de estos accidentes, aunque puedan parecer aterradores, no resultaron fatales para sus ocupantes. Sin embargo, estos datos no disipan completamente el temor para quienes sufren ansiedad al volar.
Éste es el asiento más seguro del avión
Daniel Kwasi Adjekum, investigador de la Universidad de Dakota del Norte, explicó en una entrevista que la dinámica de cada impacto es distinta. Sin embargo, si se trata de un aterrizaje forzoso o una salida de pista, las secciones delanteras del avión suelen absorber el impacto más fuerte. Por lo tanto, los asientos en la parte trasera podrían ofrecer una mayor posibilidad de sobrevivir.
Un estudio citado por la revista Time, basado en datos de la FAA, reveló que los pasajeros situados en el tercio trasero del avión presentaban las tasas de mortalidad más bajas. La NTSB, al investigar 20 accidentes con víctimas mortales y supervivientes desde 1971, encontró que los pasajeros en la parte trasera tenían un 69 % de probabilidades de sobrevivir. En cambio, en la parte delantera, la cifra bajaba al 49 %. En la zona central, donde están las alas, la tasa era del 56 %.
Por otro lado, Time reportó que los asientos centrales en la parte trasera tenían una tasa de mortalidad del 28 %, siendo más seguros que los asientos de pasillo en la zona media del avión, donde la tasa era del 44 %. Esto podría explicarse porque los asientos centrales están protegidos por los pasajeros a ambos lados, lo que podría amortiguar el impacto o proteger frente a objetos sueltos.
La parte central del avión, cerca de las alas, también tiene sus ventajas. Cheng-Lung Wu, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, menciona que esta zona está reforzada y generalmente más cerca a las salidas de emergencia. Esa cercanía es un factor clave: en una situación crítica, unos pocos segundos pueden ser la diferencia entre salir ileso o no.
Sin embargo, esta sección también está situada sobre los tanques de combustible, lo cual presenta un riesgo adicional. Aunque los pilotos suelen liberar combustible antes de aterrizajes de emergencia, siempre existe la posibilidad de incendio.
A pesar de todo lo anterior, hay algunas excepciones. En el accidente del vuelo 232 de United Airlines en 1989 en Sioux City, Iowa, la mayor parte de los supervivientes se encontraba en la parte delantera, contradiciendo la idea de que la zona trasera es más segura. Esto refuerza la idea de que cada incidente tiene sus propias características y que el factor suerte también juega un papel importante.
Asiento 11-A
Una inquietante coincidencia ha generado un gran asombro en la comunidad internacional: dos hombres sobrevivieron a catastróficos accidentes aéreos desde el mismo asiento, el 11A, en eventos ocurridos con 27 años de diferencia.
El más reciente fue el 12 de junio de 2025, cuando Vishwash Kumar Ramesh, ciudadano británico de origen indio, se convirtió en el único superviviente del vuelo AI171 de Air India, que se estrelló en Ahmedabad minutos después del despegue. De las 242 personas a bordo del Boeing 787-8 Dreamliner, sólo Ramesh, que estaba sentado junto a una salida de emergencia, vivió para contarlo.
El precedente se remonta al 11 de diciembre de 1998, cuando Ruangsak James Loychusak, un joven tailandés de 20 años, logró sobrevivir al trágico accidente del vuelo 261 de Thai Airways, que se estrelló en una plantación de caucho en Surat Thani durante una tormenta tropical, causando la muerte de 101 personas. Loychusak ocupaba el asiento 11A, junto a una salida de emergencia, y sufrió múltiples lesiones graves, incluyendo fracturas y hemorragia cerebral.
Aunque la estadística parece desafiar la lógica, expertos subrayan que la cercanía a las salidas de emergencia mejora significativamente las posibilidades de supervivencia. A pesar de lo extraordinario del caso, los especialistas advierten que no hay evidencia de que un asiento específico ofrezca mayores garantías, y que todo se reduce a ubicación y circunstancias.
En definitiva, volar sigue siendo, sin duda, una de las mejores formas de viajar. Elegir el «asiento más seguro del avión» puede ayudarte a sentir mayor control, pero lo más importante es confiar en los sistemas de seguridad, en la preparación de la tripulación y en tu propia capacidad para mantener la calma y actuar con sensatez ante cualquier situación inesperada.