Las auroras boreales vuelven a España y las vas a ver mejor que en Noruega


Cuando pensamos en auroras boreales, solemos imaginar los paisajes helados de Noruega, pero pocas veces asociamos este fenómeno con España. Una aurora boreal se produce cuando partículas cargadas provenientes del Sol chocan con la magnetosfera terrestre, interaccionando con los átomos presentes en la atmósfera, principalmente oxígeno y nitrógeno y provocando la liberación de energía en forma de luz.
«Cuando una partícula energética choca contra un átomo de oxígeno, libera una luz roja o verde dependiendo de la energía del átomo de oxígeno. Los átomos y moléculas de nitrógeno emiten luz azul y rosa. Dependiendo de la mezcla de átomos y moléculas en la atmósfera superior, las auroras pueden mezclarse para crear otros colores como amarillo y blanco. Una de las razones por las que las auroras rojas son el color más común que se observa en las latitudes más bajas es porque los átomos de oxígeno que resplandecen en rojo se encuentran más altos en la atmósfera», explica la NASA.
España será testigo de auroras boreales
En mayo de 2024, Zaragoza, Cádiz, Tarragona y Lugo, recibieron este regalo de la naturaleza. La visibilidad de las auroras depende de factores como la claridad del cielo, la contaminación lumínica y el índice Kp, un indicador de la intensidad de la actividad geomagnética. Un índice Kp alto amplía el óvalo auroral, haciendo posible que las luces del norte lleguen hasta latitudes españolas.
El Sol, el cual mayoritariamente de hidrógeno, con pequeñas cantidades de oxígeno, carbono, neón y hierro, se encuentra en un constante estado de plasma. Las partículas cargadas que lo conforman se mueven constantemente, generando ciclos de actividad de unos 11 años. Durante los picos de estos ciclos, la frecuencia y magnitud de las eyecciones de masa coronal aumenta, incrementando las posibilidades de observar auroras fuera de las latitudes polares.
Cómo observarla
Para que las auroras boreales sean visibles desde España, deben darse una serie de condiciones:
- En primer lugar, la tormenta solar debe ser suficientemente intensa (Kp 8) para expandir el óvalo auroral hacia el sur.
- Además, el cielo debe estar despejado y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades. Para observar este fenómeno en todo su esplendor, lo mejor es desplazarse a regiones montañosas o costeras con cielos oscuros.
Para este mes de octubre, los astrónomos pronostican la posibilidad de tormentas solares con índice Kp 6 para los días 20 y 29. Aunque un índice Kp 6 no garantiza una visibilidad tan amplia como la de mayo de 2024, sí representa una muy buena oportunidad para observar auroras boreales en el norte de España, siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan.
«La mayoría de los teléfonos inteligentes más nuevos tienen un modo «nocturno» que puede ser ideal para fotografiar auroras. En algunas plataformas, este modo se seleccionará automáticamente cuando la cámara reconozca que hay poca iluminación. De no ser así, explora las configuraciones en la aplicación de tu cámara para encontrar los ajustes de configuración nocturnos o con poca luz. Dado que la configuración del modo nocturno utiliza tiempos de exposición más largos, las fotos pueden salir borrosas si el teléfono se mueve mientras se toma la foto. Usar un trípode o apoyar el teléfono contra un objeto fijo puede ayudar a estabilizar las capturas», recomienda la NASA.
Vientos solares
La actividad solar ha entrado en un periodo crítico que los expertos denominan la «zona de combate», un término que hace referencia a la fase más activa del ciclo solar, cuando el Sol genera un mayor número de tormentas geomagnéticas. Durante este periodo, los vientos solares, que se componen de partículas cargadas y radiación electromagnética, alcanzan niveles de intensidad muy superiores a los habituales.
Según los estudios recientes, estos vientos solares viajarán a velocidades que pueden superar los 700 kilómetros por segundo. Este incremento de la actividad solar implica un flujo constante de energía y partículas hacia la Tierra, donde las auroras boreales pueden extender su visibilidad a latitudes inusualmente bajas, como es el caso.
Sin embargo, estos vientos solares también representan un riesgo significativo para la infraestructura tecnológica moderna. Los satélites, pueden verse afectados por las corrientes de partículas energéticas, lo que puede traducirse en fallos en la navegación, interrupciones en las telecomunicaciones y daños temporales en los sistemas de posicionamiento global (GPS).
«Contar con mejores datos acerca de cómo los fenómenos solares influyen en la atmósfera superior de la Tierra es crucial para comprender el impacto de las condiciones meteorológicas del espacio en los satélites, las misiones tripuladas y la infraestructura terrestre y espacial. Hasta la fecha, sólo existen unas pocas mediciones directas limitadas en esta región. Pero pronto vendrán más. Las futuras misiones de la NASA, como la Constelación de Dinámica Geoespacial y el Acoplamiento Dinámico Neutro Atmósfera-Ionosfera podrían observar y medir con exactitud cómo responde la atmósfera de la Tierra a los flujos de energía que ocurren durante tormentas solares como esta».