Muere George Martin, el ‘quinto Beatle’, a los 90 años de edad

George-Martin
George Martin, centro, junto a Ringo Starr (izquierda) durante la entrega de los Grammy. (Foto: Getty)

Todos hemos sido el quinto beatle, al menos en casa poniendo la aguja sobre los vinilos y ahora pulsando la pantalla del smartphone. Suenen donde suenen, los Beatles han sido y son el metrónomo de la música pop. Y el sonido que escuchamos es responsabilidad de la genialidad de los cuatro de Liverpool, pasado por las inteligentes manos de su productor, George Martin.

El músico, arreglista, productor y compositor inglés ha muerto este miércoles a la edad de 90 años Ringo Starr anunciaba la triste noticia en su Twitter.

Tras el asesinato de John Lennon el 8 de diciembre de 1980 en Nueva York y la muerte por cáncer de George Harrison el 29 de noviembre de 2001 en Beverly Hills, hoy sigue habiendo sólo dos Beatles vivos, pero ahora ya son tres los Beatles muertos.

Decíamos que todos hemos soñado ser el quinto beatle, pero sólo George Martin (Londres, 3 de enero de 1926) lo fue de verdad, a partir de acoger a los chicos imberbes y sin formación en su estudio de grabación en Abbey Road el 6 de junio de 1962. Tras escucharlos, no les auguró un gran futuro y trató de que registraran una de las canciones del catálogo de Parlophone (el pequeño sello de la discográfica EMI para la que él trabajaba). Lennon y McCartney se negaron: no querían grabar material ajeno.

«Confiaban demasiado en su talento y, la verdad, yo no entendía por qué», dijo Martin en alguna ocasión. El productor acabó pasándole esa pieza, How do you do it?, a Gerry and the Pacemakers que la llevaron al número uno tres semanas seguidas.

Suya fue la sugerencia de sustituir a Pete Best a la batería por un tal Ringo Starr, algo mayor que los otros tres muchachos, pero con la cierta experiencia que les faltaba tras haber formado en Rory Storm and The Hurricanes, un grupo de skiffle (el estilo precursor del beat) con cierto seguimiento en los locales de Liverpool.

Posteriormente, a los mandos de la consola situada tras el cristal de los estudios de Abbey Road, Martin aceleró Love me do para que no fuera «un pastel demasiado lento». Tras su intervención, el primer sencillo de los desconocidos Beatles alcanzó el top 20 de las listas británicas.

Después y durante los Beatles, muchos han soñado con ello y algunos han sido condecorados oficiosamente como el quinto Beatle. Uno, Stuart Sutcliffe, integrante de los primeros Beatles en la época de Hamburgo; otro, Pete Best, el batería despedido tras la primera sesión con Martin en Abbey Road; también Brian Epstein, manager de los chicos… y hasta Yoko Ono, detonante y causa de la disolución del grupo a finales de los 60

Pero en verdad, a lo largo de la carrera de los cuatro de Liverpool, George Martin fue quien supo dar soluciones a los desafíos sonoros que éstos le planteaban. Con grabadoras de dos pistas superpuestas lograron ‘inventar’ el sonido cuadrafónico, aguantó con paciencia los desvaríos de Lennon hasta que éste cantó tumbado boca arriba sobre el suelo Revolution y la configuración del micrófono del productor le satisfizo. Introdujo el cuarteto de cuerda que convirtió Yesterday en inolvidable o la trompeta de Penny Lane

Hoy, Paul McCartney, con quien colaboró en diversas ocasiones en su carrera en solitario, ha querido recordar a su «segundo padre», mentor y amigo. «El mundo ha perdido a un auténtico gran hombre», ha publicado en su cuenta de Twitter

Los chicos no tenían verdadera formación musical, ninguno de ellos sabía leer solfeo y le llegaban de tarde en tarde con melodías canturreadas para que él se las pasara al pentagrama. Y no sólo hacía eso, sino que era capaz de escucharlas en su cabeza y hasta llegar a orquestarlas. De hecho, más de la mitad de la banda sonora de la película Yellow Submarine lleva su firma: toda la música ambiental del filme son verdaderas piezas clásicas ideadas y arregladas por George Martin basándose en las composiciones pop-rock de los Beatles.

Además, George Martin fue capaz de imaginar locuras como el sonido de circo en bucle para Being for the Benefit of Mr. Kite o las latas, chelos violines y clarinetes… y esos pasajes de Shakespeare que suenan de fondo en I am the Walrus. A su manera, evolucionó la grabación de la música pop gracias a su ingenio y al reto diario que supuso responder analógicamente a las necesidades de unos adelantados a su tiempo ávidos de sonidos hasta entonces imposibles.

«Si alguien mereció alguna vez el título de quinto beatle fue, sin duda, George». Son palabras de McCartney. Los demás seguiremos soñando.

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