El Teatro Español revive desde el punto de vista de varias mujeres el 11M con ‘Ana el once de marzo’
El Teatro Español de Madrid acoge desde hoy, viernes 11 de marzo, hasta el próximo 10 de abril la obra teatral ‘Ana el once de marzo’, un texto dirigido por Paloma Pedrero junto a Pilar Rodríguez con el que se rememoran los atentados del 11-M de Madrid desde la perspectiva de tres mujeres y con un mensaje de «esperanza y aliento».
Según ha asegurado Pedrero este miércoles durante la presentación del montaje en Madrid, se trata de «un grito de amor contra la violencia» con el que se quiere demostrar que las personas tienen «posibilidad de palabra y de conciencia» a pesar de hechos como los que tuvieron lugar el 11 de marzo de 2004, cuando varios artefactos colocados en diversos trenes de Madrid acabaron con la vida de 193 personas.
La obra toma como contexto esta tragedia y sube a escena a tres mujeres unidas por un mismo hombre cuyo destino «presienten» e imaginan, en palabras de la dramaturga. Las tres se llaman Ana: su esposa, su amante y su madre, interpretadas por Blanca Rivera, Marta Larralde y María José Alfonso, respectivamente.
Estas tres mujeres acaban de enterarse del atentado pero no tienen ninguna información más, por lo que, en diferentes espacios hacen todo lo posible por averiguar su paradero. Tal y como ha señalado la directora, estos tres personajes representan a todas las mujeres del mundo.
En este sentido, ha explicado que la decisión de abordar las consecuencias de estos atentados desde la perspectiva femenina obedece a las ganas de mostrar el sufrimiento de quienes más lo sienten que, además, son las responsables de «levantar el mundo». «Si las mujeres no levantasen los brazos el mundo se caería», ha sentenciado Pedrero acerca de su punto de vista en la obra.
Junto a estas tres protagonistas aparecen en escena también Julia ,la enfermera que cuida de la madre (Ana Peinado), y Amina, una mujer marroquí (Laura Toledo), símbolo de aquellos musulmanes que también fueron víctimas de los actos que cometieron sus «paisanos», cuya mentalidad «yihadista» se ha llegado a relacionar con todos los ciudadanos con las mismas creencias, según ha lamentado la directora.
No obstante, la directora ha precisado que ‘Ana el once de marzo’ no es una obra política, puesto que aborda las consecuencias «emocionales», y ha señalado que «va más allá» porque «plantea en profundidad lo que ocurre con los descerebrados que piensan que las cosas se resuelven a base de tiros, de bombas y de maltratos».
«No hay que sentar cátedra», ha precisado Pedrero, quien asegura que la intención de este montaje teatral es «transformar el dolor en belleza». «Eso es el teatro, un acto de compasión, de belleza y bondad», ha dicho la directora, quien no aleja la perspectiva de la «mirada de las víctimas».
Pedrero y Rodríguez han recordado que este texto ha sido representado en ciudades como Londres, Nueva York, Atenas, Estambul o Praga, donde obtuvo el Premio del Público al mejor espectáculo en 2010.
Un mensaje de esperanza, a la luz de unos hechos trágicos
La actriz María José Alfonso ha destacado que esta obra sirve como «recordatorio» para que esta situación «no se vuelva a repetir». Además, ha señalado que habitualmente se habla de «solidaridad» cuando ocurren «grandes catástrofes», pero también es importante en el «día a día» con el «sufrimiento» que tienen todas las personas.
Su personaje es el de la madre del desaparecido, una mujer mayor que vive en una residencia, con una mente «lúcida», aunque con momentos de ausencias que usa como «refugio» para recuperar además su inocencia. «Piensa que todo está limpio, que no pasa nada, que va a ver a la persona que quiere», ha dicho.
En este sentido, la directora ha explicado que la madre es el persona que «sabe todo y que no lo puede asumir», porque ocurren cosas «demasiado brutales». Sin embargo, desde «grandes verdades» relata lo que está ocurriendo.
En cuanto a los recuerdos que esta obra despertará en los ciudadanos madrileños, Pedrero ha asegurado que no se trata de invitar al espectador a realizar un «mal viaje», sino a contemplar «desde el amor» unos hechos trágicos para aportar un mensaje de «esperanza».
A pesar de que esta obra surgió del «estupor» que sintió la autora, y de que todos los madrileños tienen «referencias» de personas cercanas, ha asegurado que este montaje no toma ninguna de ellas como punto de partida.
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