Illa no quiere que las elecciones en Cataluña se aplacen para no desgastarse más con la pandemia
El aplazamiento de las elecciones en Cataluña, que pasarían del 14 de febrero a marzo o junio, obligaría a Salvador Illa a mantenerse al frente del Ministerio de Sanidad tres meses más
Illa deja su despacho en el Ministerio en plena crisis del Covid y se va a Barcelona a hacer precampaña
El PSC se ha quedado solo defendiendo que las elecciones catalanas se celebren, como aún está previsto, el 14 de febrero. La mayoría de partidos representados en el Parlament, además del Govern separatista, son partidarios de aplazar los comicios ante la situación epidemiológica que vive Cataluña. Esquerra Republicana, que hasta este martes se alineaba con los socialistas, ha admitido finalmente, con la boca pequeña, que «es una temeridad» mantener los comicios para dentro de un mes. El responsable de Sanidad y presidenciable del PSC, Salvador Illa, aboga sin embargo por mantener la fecha de las elecciones.
Tanto el ministro-candidato como el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, quieren que las elecciones se celebren el Día de los Enamorados. Un retraso trastocaría gravemente los planes del socialismo, que pasan por la salida de Illa del Ministerio de Sanidad de forma inminente y la entrada de Iceta en el Consejo de Ministros para hacerse cargo de la cartera de Política Territorial y Función Pública.
Aplazar los comicios, seguramente hasta finales de mayo o junio, obligaría a Salvador Illa -más centrado en las elecciones que en el Ministerio- a mantenerse al frente de la gestión de la pandemia. El candidato siempre ha sostenido que no abandonaría sus funciones hasta el minuto antes de arrancar la campaña electoral, tampoco en caso de retrasar la cita con las urnas. Eso, pues, provocaría que Salvador Illa asumiera el desgaste de la toma de decisiones de cara a la tercera ola que parece llegar con más fuerza que las dos anteriores.
Ni en Ferraz ni en Moncloa ven con buenos ojos el aplazamiento electoral. De hecho, en el último estado de alarma, que se aprobó en el mes de octubre, el Gobierno ya incluyó una cláusula que garantizaba la celebración de elecciones en caso de convocatoria. Cuando se hizo, tanto Pedro Sánchez, como Iceta e Illa ya sabían que el ministro iba a ser candidato y que, en ese momento, España podía estar en una situación complicada.
De hecho los socialistas, según fuentes del partido consultadas por este periódico, confirman que van a plantar batalla «hasta el final» con el fin de evitar que los comicios no se retrasen. No descartan, si es necesario, presentar un recurso ante la Junta Electoral para defender sus intereses electorales. Están convencidos de que «no hay motivos lógicos» para plantear el aplazamiento de las elecciones.
Consenso en el Govern
La última decisión sobre si los catalanes van a votar el 14-F o en primavera la tendrá el Govern de forma colegiada. Ahora mismo hay consenso entre los dos partidos que lo forman, ERC y JXCat, para retrasar la cita.El 15 de enero, la Junta Electoral debe proclamar las candidaturas. Sin embargo, antes de ese día, la consejería de Exteriores y Relaciones Institucionales, responsable de los procesos electorales en Cataluña, escuchará la posición de todos los partidos con representación parlamentaria. Las formaciones se reunirán el viernes en un foro creado expresamente.
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y la candidata de la CUP, Dolors Sabaté, son las dos voces que por ahora ya han expresado con más claridad la necesidad de aplazar las elecciones. Ambas, a través de los medios de comunicación, han abogado por el cambio de fecha de la cita con las urnas. En los Comunes se defiende lo mismo en privado, aunque desde Podemos, uno de los partidos que conforman la coalición electoral, no creen que se deban suspender, según ha manifestado este miércoles la ministra de Igualdad, Irene Montero.
En Junts per Catalunya la posición mayoritaria es también la de retrasar los comicios. Así lo aboga el presidente del partido y eurodiputado, Carles Puigdemont, aunque su candidata efectiva a la presidencia de la Generalitat, Laura Borràs, prefiere ir a las urnas ese día por miedo a que el Tribunal Supremo le impida presentarse más adelante. Tiene una causa abierta por varios delitos de corrupción que está pendiente de ser juzgada en el alto tribunal.
Esquerra, que en público oficialmente todavía no se ha posicionado, y de la que depende la organización de las elecciones y la consejería de Sanidad, admiten ya que no les queda otra que proponer el aplazamiento. Este martes por la noche, vía Twitter, el eurodiputado Jordi Solé cargaba contra los socialistas afirmando que «sorprende que el partido del ministro de Sanidad, que abandonará el trabajo en el peor momento para ir a hacer de candidato, presione tanto para mantener la fecha de las elecciones con una situación sanitaria tan delicada». «Doble irresponsabilidad» sentencia.
El Partido Popular, que tampoco se ha pronunciado públicamente, tomará la decisión en función de la situación epidemiológica. Fuentes cercanas a su candidato Alejandro Fernández, consultadas por este periódico, apuntan a que si la situación del virus sigue igual que descontrolada como hasta ahora, con casi 5.000 candidatos diarios en Cataluña, los populares abogarán también por retrasar las elecciones.