Elecciones en Cataluña bajo la Gestapo separatista: la ANC señalará a ERC por pactar con el PSOE
El independentismo afronta las elecciones en Cataluña del próximo 14 de febrero derrotado por el Estado al que desafió, con sus líderes encarcelados (o fugados) por la aplicación de la ley que pretendieron violentar, sin el menor respaldo internacional a su causa y, lo que es aún peor, absolutamente dividido. Ya no acuden a las urnas “juntos por Cataluña” porque los intereses divergen. ERC ha asumido que nunca habrá independencia unilateral, aspira a que el PSOE le saque a Oriol Junqueras de la cárcel y, si los resultados lo propician, reeditar después el Gobierno tripartito en Cataluña con socialistas y podemitas. Pero de cara a la cita del 14-F ha surgido un factor con el que los republicanos no contaban: la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), brazo civil del separatismo catalán, ejercerá de policía que fiscalizará programas y pactos y denunciará a los partidos que se desvíen de su fidelidad “al mandato del 1 de octubre y a la declaración de independencia del 27 de octubre del 2017”
No hay régimen totalitario sin una policía encargada de velar por sus esencias. Robespierre creó el Comité de Salvación Pública para perseguir con duras condenas a quienes se apartaran de los ideales revolucionarios y el nazismo montó la Gestapo para combatir todas las tendencias peligrosas para el Estado del que se apropió. En la Cataluña dominada por el independentismo será la ANC quien cumpla esa labor de vigilar la pureza política de los partidos separatistas de cara a las próximas elecciones del 14 de febrero. La institución civil que desde 2011 ha servido a los intereses rupturistas de ERC y la burguesía representada por CiU primero, por el PdCAT después y ahora por JxCAT (una vez que Carles Puigdemont se haya quedado con la marca que les unió a los de Junqueras), ejercerá de policía de unos y otros para que la independencia y la república catalana no se queden sólo en la retórica de los discursos y las proclamas vacías, como sucedió en el otoño de 2017.
Los 80.000 catalanes inscritos en la ANC, la entidad que ha conseguido las mayores demostraciones de fuerza en la calle desde su fundación representando al “separatismo sin partido”, no son una fuerza desdeñable ante unas elecciones que dirimirán el liderazgo del independentismo. Las encuestas sitúan a ERC a la cabeza de los comicios, pero si la estrategia de la ANC puede poner en apuros a alguien es precisamente a los de Junqueras, que en tres años han pasado de desafiar al Estado a pactar con uno de los partidos del 155 los Presupuestos que garantizan la legislatura y, por tanto, la estabilidad al Gobierno del supuesto Estado opresor.
La nueva policía del independentismo tiene el apoyo de sus bases para fiscalizar durante la campaña los programas electorales de ERC y JxCAT, denunciará sus tibiezas en el objetivo de la independencia y extenderá su jurisdicción a la formación del futuro Govern. Una presión que preocupa en ERC ya que la evaluación de la ANC (ya ha habilitado una web abierta a todos) se realizará en base a un decálogo que puede dejar a la luz la incoherencia que existe en ERC entre sus proclamas y los hechos desde que su líder está encerrado en una celda. Así, según este decálogo, es necesaria una “política de bloqueo de las instituciones españolas para hacer evidente que no se puede gobernar contra Cataluña” y la acción unilateral es “la única vía factible para resolver el conflicto con el Estado español”.
A la Gestapo del separatismo catalán le preocupa la futura formación del Govern una vez sea investido el presidente de la Generalitat, de ahí que el decálogo que servirá para fiscalizar a las formaciones independentistas proclame que “no se gobierne con ningún partido del 155”. «Presionaremos y nos movilizaremos para que el Govern que nombre tampoco sea fruto de pactos parciales, sino que prevea la máxima concentración de fuerzas para encarar con la máxima unidad y responsabilidad compartida el reto de afrontar la ruptura democrática y hacer efectiva la independencia lo antes posible», afirma Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC.
Una vez constituidos el Govern y el Parlament, la ANC tiene el aval de sus socios para hacer «un seguimiento constante» de sus actividades y publicar un informe trimestral sobre la gestión del Ejecutivo y el legislativo «a partir del seguimiento, avance o posibles dilaciones» respecto a la consecución de la independencia. Si la institución que se ha erigido en policía del independentismo constata que no se avanza, convocará manifestaciones para exigir el cumplimiento del «mandato» del 1-O.