Cataluña

Buenas noticias para los amantes de los Calçots te contamos todo sobre el ritual catalán y dónde comer los mejores en toda Cataluña

calcots
Blanca Espada

La temporada de invierno en Cataluña es la de los calçots, y con ella, una de las tradiciones más queridas: las calçotadas. Ese ritual que va mucho más allá de comer cebollas dulces a la brasa. ya que si te invitan a una calçotada, sabes que vas a pasar buenos momentos de reunión, vermut con amigos, y como no, mancharse las manos de la esencial salsa romesco. Y aunque muchos asocian estas comilonas con masías rurales y escapadas al campo, lo cierto es que Barcelona está repleta de lugares donde disfrutar de una buena calçotada sin salir de la ciudad.

Desde masías con historia hasta locales modernos con huertos en las terrazas, la capital catalana ofrece opciones para todos los gustos: menús tradicionales, versiones creativas, propuestas vegetarianas e incluso platos para quienes prefieren cuchillo y tenedor antes que ponerse el tradicional babero. Y sí, también hay calçots ilimitados y porrones de vino orgánico. Aquí te contamos cuáles son algunos de los mejores sitios para rendirte al sabor de este manjar de temporada.

Can Travi Nou

Can Travi Nou, en la Calle Jorge Manrique, s/n de Barcelona, ofrece un viaje directo al corazón de la cocina catalana. Esta masía del siglo XVII lleva más de 30 años sirviendo calçotadas, y lo hace en un entorno que parece sacado de una postal. Su menú más clásico (48,90 €) incluye 20 calçots con romesco, coca del Maresme, parrillada de carne y crema catalana. El más completo (58,50 €) añade un pica pica con caracoles, buñuelos y jamón, y sustituye la parrillada por costillas y chuletas de cordero. Ideal para quienes quieren vivir una calçotada completa sin salir de Barcelona.

 

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El Pintor

El Pintor, ubicado en la Calle de Sant Honorat, 7 del barrio Gótico, es uno de esos locales con alma. Se ubica en el que fue el taller de un pintor del siglo XIX, y conserva ese aire cálido y auténtico. Su menú (48,90 €) de calçotada incluye la parrillada con judías y patatas, pero también tiene opciones con bacalao o arroz con verduras para quienes no comen carne. Aquí puedes cambiar los calçots por caracoles o alcachofas, si lo prefieres. La crema catalana y el vino están incluidos. Eso sí: es necesario reservar con antelación.

Belbo Terrenal

Belbo Terrenal, en los bajos del Hotel ME Barcelona (Calle Casp, 1-13), ofrece una experiencia diferente. Aquí, los calçots no sólo llegan frescos: se cultivan en su propio huerto urbano de 1000 m² en la terraza. Desde el 20 de enero hasta el 14 de abril, proponen un menú de fin de semana (45 €) que empieza con vermut y aperitivo, sigue con calçots ilimitados, parrillada de carne con mongetes del ganxet y alcachofas a la brasa, y termina con crema catalana y vino tinto orgánico servido en porrón. Tradición y sostenibilidad, sin salir del Eixample.

Maur

Maur tiene dos locales en Barcelona, uno en la Calle Comte d’Urgell, 9 y otro en Muntaner, 121, ambos con un aire rústico que invita a repetir. Durante la temporada de calçots, se lucen aún más. Su menú (38,50 €) es uno de los más completos y accesibles de la ciudad: empieza con calçots, alcachofas y pan de payés, sigue con una parrillada (butifarras, costilla, entraña, panceta…) con patatas y judías, y termina con postres clásicos como crema catalana o sorbete de limón.

Familia Nuri

Los restaurantes de la Familia Nuri están repartidos por distintos puntos de Barcelona, como Xiroi (Nova Icària, 38), Bar Nuri (Rambla del Poblenou, 34) o Ca la Nuri (Barceloneta). Si lo tuyo no es pringarte las manos pero sí te gusta innovar, este es tu lugar. Ofrecen platos con calçots que se alejan de la fórmula tradicional. Desde una xatonada de bacalao con calçots a la llama hasta un arroz de secreto ibérico con polvo de oliva negra, pasando por croquetas, flores de alcachofa o combinaciones con butifarra. Una opción diferente, elegante y sabrosa, disponible hasta mediados de marzo.

Can Cortada

Can Cortada, en Avinguda de l’Estatut de Catalunya, s/n, lo tiene todo: historia, entorno único y una buena brasa. Este castillo, sí, castillo, es patrimonio artístico de Barcelona, y desde hace casi 30 años funciona como restaurante. Su menú de calçotada (48,90 €) incluye lo habitual: calçots, romesco, tostadas, carnes a la brasa, alioli y postres. Pero también cuenta con alternativas vegetarianas y veganas, perfectas para que nadie se quede fuera de la celebración. El ambiente es tranquilo y familiar, con vistas al parque.

 

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Bodega Joan

Bodega Joan, en la Calle Rosselló, 164 del Eixample, es uno de esos sitios que no necesitan presentación. Con más de 80 años de historia, esta peña barcelonista sirve calçotadas con su toque propio. El menú (33,50 €) incluye calçots con su romesco, parrillada de carne, alcachofas con alioli y postre tradicional.

La temporada de calçots no es sólo una excusa para comer bien. Es parte del alma de Cataluña. Ya sea en una masía, en la terraza de un restaurante moderno o en pleno casco antiguo, el sabor de los calçots sigue marcando el invierno catalán así que si te apetece comer calcots que sepas que desde noviembre ya se pueden encontrar aunque la auténtica temporada va de enero a abril.

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