Psicología

Si tu hijo hace estas preguntas corre al pediatra: lo pide un psicólogo y es importante

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Blanca Espada

Todo aquel que sea padre o madre sabe que a veces los niños dicen cosas raras. Tan raras que te quedas mirándolos sin saber si reírte o preocuparte. Puede ser una pregunta que no viene a cuento en mitad de la noche, un comentario extraño justo al despertarse, o que incluso te digan claramente que están viendo algo que tú no ves. Una serie de situaciones que pueden darse y a las que generalmente no hacemos caso, pero que no debemos pasar por alto. De hecho, un psicólogo ha alertado que si tu hijo te hace preguntas como las que ahora te planteamos es mejor que lo lleves al pediatra.

El psicólogo Álvaro Bilbao ha sido quien ha explicado algo que muchos padres deberían conocer. Hay situaciones que parecen de película pero que no siempre son motivo de alarma. Y otras en cambio sí que lo son, y es mejor tomar en serio desde el primer momento. Porque una frase fuera de lugar puede ser solo eso, o puede ser una señal de algo más. Y no se trata de asustarse a lo loco. Pero tampoco de mirar hacia otro lado. Porque cuando un niño empieza a decir cosas que no cuadran, lo mejor no es buscar respuestas en Google, sino pedir ayuda. Sobre todo si se repite. Y más aún si notas que algo en tu hijo ha cambiado.

Si tu hijo hace estas preguntas corre al pediatra

Tal y como explica el mencionado experto, hay momentos en los que el cerebro de un niño mezcla la realidad y el sueño. Justo antes de dormirse o justo al despertarse, y es por ello que pueden decir cosas extrañas, hacer preguntas que no tienen sentido o incluso contar que han visto algo que no estaba ahí.

Bilbao lo llama alucinaciones hipnagógicas (cuando se están quedando dormidos) o hipnopómpicas (cuando se están despertando). Por ejemplo, que te digan «¿Mamá, me has dicho algo?» aunque tú no hayas dicho nada. O que te digan que han visto un animal en la habitación. Eso, según explica el psicólogo, es normal y no debería preocuparte.

Suele pasar en momentos de mucho cansancio o después de un día movido. A veces también si están pasando una etapa emocional intensa. En todo caso, son experiencias breves, puntuales y muy comunes en la infancia, de modo que aunque sorprendan, e incluso nos asustan, no debería ser motivo de alarma.

Pero si pasa esto, no lo ignores

Ahora bien, no todo es tan inocente. Hay situaciones en las que sí conviene consultar al pediatra cuanto antes.  Bilbao explica en sus redes que hay cuatro situaciones en las que es mejor acudir al médico con respecto a las alucinaciones que pueden tener los niños:

  • Ocurren a cualquier hora del día. No es solo al despertar o antes de dormir. También durante el juego, mientras come o incluso viendo la tele.
  • Las voces le hablan directamente. No es que escuche algo suelto. Es que le dicen cosas. Lo llaman. Le piden que haga algo.
  • El mensaje es negativo o da miedo. Si las voces dicen cosas feas, lo critican o lo asustan, eso no es normal.
  • Provienen de sitios raros. Como una tele apagada, un muñeco o el aire acondicionado. Cuando el niño señala un objeto y dice que eso le habla, es hora de actuar.

Es importante no dejarlo pasar

Lo que dice Bilbao tiene mucho sentido: si lo pillas a tiempo, todo se puede manejar mejor. No significa que el niño tenga un problema grave. Pero sí que necesita que alguien lo escuche y lo valore. Ignorarlo, esperar o restarle importancia solo puede complicar las cosas.

Si notas algo raro, no hace falta esperar a que se repita diez veces. Llama al pediatra. Pregunta. Cuéntalo sin miedo. Porque muchas veces, una simple consulta sirve para quedarse tranquilo… o para empezar a actuar con tiempo, que siempre es mejor.

Los niños fantasean, pero también dan pistas

Sí, los niños tienen mucha imaginación. Y sí, todos pasan por etapas en las que hablan solos o inventan historias. Pero esto es otra cosa. Cuando no parece un juego. Cuando les cambia la cara. Cuando te lo dicen con miedo o con insistencia. Eso no es solo fantasía.

A veces los niños no saben cómo explicar lo que sienten. Y ahí es donde los padres tienen que estar atentos. No para dramatizar, sino para escuchar con calma. Sin juicios. Con ojos abiertos y oídos atentos. Porque cuando algo no cuadra, casi siempre el instinto lo nota.

Si después de leer esto has recordado alguna frase que te dijo tu hijo y te dejó pensando, no lo ignores. Quizá no era nada. O quizá sí lo era. Lo importante no es tener razón, sino actuar por si acaso. Ir al pediatra no es exagerar y más vale hacerlo aunque luego al final no sea nada. Como siempre se dice: es mejor prevenir que curar.

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