¿Tienes un niño caprichoso? Descubre los mejores consejos para afrontarlo

Muchos son los padres que se encuentran con el hecho de que sus hijos son muy caprichosos, es decir, que siempre están pidiendo cosas y que si no las tienen montan unas pataletas increíbles. Ante esto, en muchos casos, los adultos no saben cómo actuar para atajar la situación o bien para que sus pequeños dejen de comportarse de esa manera. Y es que las rabietas constantes son un auténtico problema en el seno familiar. Para poder ponerle punto y final a esa actitud infantil, es necesario que se tengan en cuenta y apliquen los siguientes consejos:

Normas

Desde que el niño es pequeño debe enseñársele que en casa hay una serie de normas que deben cumplirse. De esta manera, aprende qué se debe y qué no se debe hacer. Y esto es fundamental para el bienestar familiar y también para el desarrollo de su propia personalidad. Así, por ejemplo, para evitar caprichos se pueden establecer medidas como, por ejemplo, que sólo se le regalarán juguetes cuando sean fechas muy concretas (cumpleaños, santo, reyes…).

Inflexibilidad y compenetración

Con esto nos referimos a que es fundamental que los padres se muestren siempre unidos ante las normas que se le imponen al pequeño y ante sus castigos. Si este percibe en algún momento que uno de los progenitores no es tan estricto o está en desacuerdo con el otro, aprovechará para “camelarle” y conseguir su capricho.

Diferencia entre capricho y necesidad

Desde bien temprano es importante que los padres enseñen a su hijo que en la vida hay que saber diferenciar entre capricho y necesidad. De esta manera, aprenderá que el primero no es imprescindible en ningún momento y es sólo fruto de un antojo.

Esfuerzo y recompensa

Una manera de que el niño aprenda a valorar todo lo que tiene y a no ser caprichoso es saber que las cosas se consiguen con esfuerzo. En este sentido, es importante que los padres le enseñen esta máxima desde una edad bien temprana. Para conseguirlo se pueden plantear alternativas como comprarle una golosina o algo que desee si ha tenido un buen comportamiento durante un tiempo o si ha realizado tareas concretas.

Delimitar claramente lo que son las excepciones

No hay que pasar por alto tampoco que, de manera habitual, suele suceder que familiares o amigos le regalen al niño espontáneamente cualquier juguete. En ese caso, está claro que no se debe prohibir al entorno que lleve a cabo esa acción. No obstante, sí se debe hablar sobre a misma con el pequeño. En concreto, hay que dejarle muy claro que se trata de una excepción y no de una obligación.

Cambiar las propuestas

Otra de las formas que los expertos en psicología infantil establecen para acabar con los caprichos es optar por los cambios. Es decir, cuando desee un juguete o cualquier golosina, ofrecerle una alternativa que no sea material pero que pueda resultarle atractiva. Un ejemplo sería darle la oportunidad de pasar un rato en el parque.