Balbuceo del bebé: Cuándo empieza y cómo se desarrolla
A partir del cuarto mes es cuando suele comenzar la fase de balbuceo del bebé, en la que repite de forma constante sílabas y sonidos.
Tener un bebé supone de alguna manera, en estar siempre alerta a cualquier cambio que se produzca en su desarrollo ya sea el comprobar como poco a poco el bebé se sienta, se intenta levantar, da sus primeros pasos y también evidentemente, emite sus primeros sonidos hasta llegar a pronunciar sus primeras palabras. En todo este periodo, quizás una de las cosas que más emociona a los padres es la fase de balbuceo, de la que os explicamos a continuación, cuándo se produce y cómo se desarrolla.
Balbuceo del bebé: Cuándo empieza y cómo se desarrolla
Es alrededor del cuarto o quinto mes de vida, cuando el bebé comienza a emitir sus primeros sonidos en forma de sílabas, las cuáles además repite de forma constante. Es en este momento cuando se inicia la fase de balbuceo del bebé, que aunque menos denominada también se conoce como fase de laleo.
El balbuceo es una actividad muy importante para la interacción comunicativa entre el niño y sus padres porque aunque los sonidos no tienen un significado lingüístico, a través de ellos (con variaciones de ritmo y tono de voz en el que se emiten), sirven para que de alguna manera el bebé pueda expresar varios estados de ánimo: alegría, dolor, y también como no, el enfado y la ira. También puede ser una fase en la que aprovechar para realizar el llamado «juego vocal» que es cuando los padres imitan los sonidos que emite el niño y tratan de instarlo a que produzca otros nuevos.
El balbuceo , entonces, se caracteriza por los sonidos típicos de los bebés que aún no pueden hablar y aparecen de alguna manera, como uno de los primeros signos del desarrollo del lenguaje infantil. Se trata además de un momento en el que papá y mamá se sentirán enormemente felices de poder comenzar a comunicarse (de alguna manera) a través de las palabras con el bebé, que hasta la fecha solo ha emitido algún que otro sonido, risa o llanto.
Cuándo se produce el balbuceo
Tal y como ya hemos mencionado, por normal general el balbuceo del bebé es una actividad que se manifiesta alrededor de los cuatro meses de vida del bebé, aunque algunos niños pueden tardar un poco más y no comienzan a balbucear hasta los seis meses, una edad en la que ya sí generalmente todos los bebes emiten sonidos repetitivos de sílabas o letras.
De todos modos, es muy importante tener en cuenta que cada niño es único y diferente a los demás y este principio también se aplica al desarrollo del lenguaje : el inicio de la actividad comunicativa a través de los sonidos puede de hecho variar mucho de un niño a otro, así que no debes preocuparte si comienza tarde o tarda unos meses más de lo que debería (lo importante es que el bebé no muestre signos de algún problema con el lenguaje, algo que se debe detectar a través de las visitas regulares y programadas con el pediatra que el bebé debe tener a lo largo de sus primeros meses y años de vida).
Según algunas corrientes psicológicas, es durante este período que el niño comienza a distinguirse entre él y los demás , y siente la necesidad de comunicarse con las personas que lo rodean y de ahí, que de forma espontánea comience a emitir sonidos que a partir de la apariencia fonética que tengan es posible incluso que se confundan con palabras reales.
Pero lo cierto es que durante la fase de balbuceo, el bebé no puede darse cuenta todavía del significado de los sonidos que su actividad vocal produce, ya que solo se apoya en el descubrimiento casual de un efecto sonoro y el placer de reproducirlo. Por ejemplo, cuando el niño dice «ma-ma-ma» todavía no llama a su madre, pero refuerza, mediante producciones verbales, su intención de llamar la atención.
En este caso, por lo tanto, lo más probable es que el niño no se dé cuenta de lo emocionante que puede ser esa simple repetición de sílabas para una mujer que por primera vez oye a su bebé llamarla «mamá».
La importancia del balbuceo
Se ha demostrado que el balbuceo es una actividad fundamental para el desarrollo sensoriomotor y la coordinación articular del niño. No es casualidad que esta fase comience en conjunción con la actividad rítmica de otras partes del cuerpo: especialmente cuando las manitas el niño aprenden a golpear rítmicamente objetos. A partir de este período, la capacidad del niño para imitar se desarrolla significativamente; cada vez interactúa más con los adultos, disfruta provocando reacciones en el entorno que lo rodea y comienza a ser consciente del contenido emocional del lenguaje adulto, especialmente los sonidos de aprobación y prohibición con el «si» y el «no».
Es entonces importante que durante esta fase, los padres interactúen con el bebé, no solo reproduciendo sus sonidos, sino introduciendo otros, y también mediante canciones infantiles, especialmente aquellas que contienen su nombre repetido o en todo caso otro tipo de repeticiones, de modo que pueda aprender otros sonidos que intentar pronunciar.
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