Los hosteleros de Sevilla acusan a Sánchez de imponer una «dictadura» con el toque de queda
Los dueños de bares y restaurantes de Sevilla se muestran indignados ante el estado de alarma impuesto por Pedro Sánchez: «Esto es una dictadura dentro de una democracia». El sector se encontraba ya en una situación crítica, tocado, pero el toque de queda les va a dejar definitivamente hundidos. Muchos de ellos no creen que puedan aguantar esta nueva situación seis meses más y ya se temen lo peor.
La dueña de un restaurante en la Plaza de la Encarnación de Sevilla nos recibe señalando su local vacío: «Mira la barra, mira el salón. No hay nadie. Como sigamos así tendremos que cerrar, calculo, en diciembre o enero. La cosa está muy mal. Lo malo es que dejaremos a muchas familias en la calle: camareros, cocineros… Ahora en invierno la gente no quiere sentarse fuera y dentro prefieren no estar porque tienen miedo». Sobre la gestión del Gobierno, apunta: «Como Sánchez y el de la coleta no tienen problemas de dinero, les da exactamente igual. Siempre pagamos los tontos y los pobres, y no veo que les importe».
El propietario de un pequeño bar en el centro de la capital, dice que ha pasado una mañana complicada y que no sabe cómo afrontar la situación: «Esto es una ruina. Tenemos unos políticos que no saben lo que hacen y nosotros pagamos las consecuencias. Espadas está escondido, no se le ve, aquí nadie nos defiende. Nos cierran pero no nos reducen los impuestos, nos los aplazan. Dice Sánchez que saldremos juntos de ésta, pero hablará por él. ¿Y quién es la casta ahora? Los indignados eran los que iban a arreglar esto, pero ahora estamos indignados de los indignados».
«Tengo miedo de que venga la policía y me ponga una multa de 600.000 euros por tener una mesa de más. ¿Acaso estamos en una dictadura dentro de una democracia? Decían en verano que el Covid estaba superado, y los políticos se fueron a su palecete mientras el resto nos quedamos aquí sufriendo. Y los bolsillos tiritando. ¿Esto es progresismo? Es todo mentira», reflexiona el dueño. «Ellos no se bajan los sueldos, prefieren ir a por los tiesos, a por nosotros. Ya está bien. Sánchez decía que iba a dar millones, pero ¿a quién? Los que estamos fichados, dados de alta en la Seguridad Social y haciendo las cosas en condiciones, somos a los que nos sacan el dinero. Y se lo regalan a los vagos», se lamenta. «La normativa era no beba usted en la calle, no fume usted dentro… Pero ahora la norma es: no trabaje usted. Prohibir, prohibir y prohibir», sentencia.
Un establecimiento vecino se manifiesta, preocupado, en la misma línea: «Los culpables son los que presiden este país, pero nosotros somos los que pagamos los platos rotos. Cerrar a las 22:00 horas nos afecta mucho, nos están quitando el servicio de cenas y es algo esencial para llega a final de mes. Si te quitan la mitad del día, ganas la mitad de dinero».
«No vamos a soportar seis meses más en esta situación. Y hablando con familiares y amigos hosteleros, muy poca gente lo va a soportar. Sólo con el desayuno y el almuerzo no llegamos. Nosotros somos los que estamos intentando salvar la economía del país, no los políticos», prosigue el hostelero, que ve la opción de retrasar el cierre una hora como una pequeña solución a la que aferrarse: «Si cerrásemos a las 23:00 horas todavía nos daría un poco de margen. Podrían tomarse unas cervezas, charlar y cenar tranquilamente. Porque si te están metiendo presión de que te tienes que ir, para eso te quedas en tu casa y cenas en tu casa».
Otros compañeros del sector optan por abrir más temprano e incluir servicio de desayunos para intentar salvar la caja del día, aunque no creen que sea suficiente: «Haremos lo que podamos, pero mi jefe ya me ha avisado. Él no quiere echar a nadie, nos quiere un montón a todos y llevamos años con él, pero tiene una familia que alimentar y una casa que pagar. No sé qué va a pasar, pero me temo que nada bueno. Sólo deseo que acabe esto cuanto antes».
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