Vox advierte al Gobierno andaluz: «A partir de ahora ya no hay un plazo de cortesía»
El portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández, ha advertido este miércoles al Gobierno andaluz que "a partir de ahora ya no hay un plazo de cortesía".
El portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández, ha advertido este miércoles al Gobierno andaluz que «a partir de ahora ya no hay un plazo de cortesía» y que sus exigencias van a ser «firmes y severas», por lo que ha avisado: «A ver si renuevan otros cien días».
«Están faltando tanto a la letra como al espíritu» del pacto, ha dicho Hernández en rueda de prensa, antes de recordar que las 37 medidas suscritas por Vox con el PP «no dejan de ser pactadas con el Gobierno» y considerar que los objetivos que se habían marcado «eran de tono muy bajo y ni siquiera así lo han cumplido».
El portavoz de Vox ha asegurado que su partido «no está ni mucho menos de acuerdo» con el balance que este martes realizaron tanto el presidente de la Junta, Juanma Moreno, como el vicepresidente, Juan Marín (Cs), a los que ha acusado de «hacer anuncios de cosas en las que ni siquiera se ha empezado a trabajar de manera seria».
Ha criticado que no se haya avanzado en materias como la tolerancia cero con la corrupción, la despolitización de la Administración, la consejería de Familia, la ley de concordia o la de tauromaquia, asunto en el que «se han conformado con llevar al Parlamento una proposición no de ley», ha criticado.
«Si dice el presidente que habrá gobierno llueva, granice o haga viento, a lo mejor lo que nos encontramos es que dentro de poco lo que va a hacer es nevar», ha retado Hernández, quien ha instado a la Junta a «ponerse las pilas» y ha sostenido que «con los anuncios del Gobierno será muy difícil poder aprobar los presupuestos».
Ha puesto como ejemplo que Vox no apoyará las cuentas si el Ejecutivo «no está dispuesto a cambiar ni una coma» de la ley contra la violencia de género, un asunto en el que ha insistido en que «habría que cesar en algunas ayudas por la sangría que suponen las subvenciones a asociaciones de feminismo radical».