Disfrutemos del verano y chiringuito, pero sin descuidar nuestros hábitos saludables

Disfrutemos del verano y chiringuito, pero sin descuidar nuestros hábitos saludables
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¡El verano! Se trata de una de las estaciones favoritas del año, ya que tenemos el viaje de nuestra vida, momentos en familia y con amigos, descanso, sol, playa o piscina. Pero también es tiempo de los aperitivos, los helados y decenas de planes alrededor de una mesa o de visitas al chiringuito, donde tan bien lo pasamos.

Es un tiempo donde, en general, hacemos excesos desde el punto de vista nutricional y disfrutamos al máximo, pero también es importante, según los especialistas, no descuidar los hábitos saludables que seguimos el resto del año.

Elena de la Fuente, nutricionista del Hospital Quirónsalud San José, defiende que podemos disfrutar de tomar unas cervezas y darnos algunos caprichos gastronómicos, pero también comenta que «es importante mantener rutinas saludables también durante el verano e incluso en el periodo vacacional. Consumir diariamente fruta y verduras (gazpacho, ensaladas…), escoger el agua como principal fuente de hidratación, legumbres en ensaladas, hummus; pescados». 

El agua, fuente de hidratación preferente

Elena de la Fuente, nutricionista del Hospital Quirónsalud San José

En primer lugar, De la Fuente explica que la hidratación no sólo es cosa del verano, sino que es algo muy importante durante todo el año. Y es que, como detalla, «nuestro organismo pierde agua constantemente al respirar, orinar, evacuar el intestino, al sudar (sobre todo durante el ejercicio), etc.», pero es que, además, también perdemos otras sustancias como electrolitos, sodio, potasio, calcio, flúor, entre otros».

Por ello, argumenta la especialista, «es vital hidratarnos a lo largo del día y reponer las pérdidas, sobre todo en épocas en las que más se pierde, como el verano». Y, ¿cuánto líquido tomamos? Apunta De la Fuente que «el consumo de agua es muy variable en función de la temperatura, del ejercicio, actividad física y estilo de alimentación. No Debemos olvidar que las frutas y verduras son alimentos que contienen más de un 90% de agua, por tanto, estamos consumiendo agua también cuando comemos. En general, una persona sana debe beber cuando tenga sed, esa va a ser la señal que indica cuándo tenemos que beber. Y que el consumo de otras bebidas (refrescos, alcohol…) no desplacen el consumo de agua».

Y destaca: «Si mantenemos una dieta equilibrada, rica en frutas y vegetales de estación y, además, bebemos 1.5-2 litros de agua/día, tendremos la hidratación asegurada.

Alimentos de verano, buenos aliados

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En cuanto a la alimentación, el verano es un momento del año fantástico porque la tierra nos da productos buenísimos, sanos y antioxidantes como es el caso, apunta De la Fuente, de la sandía, el melón, el tomate o el pepino, entre otros. «La naturaleza es sabia y precisamente los alimentos de temporada son nuestros mejores aliados y deben formar parte de nuestra dieta diaria», señala.

Al contrario, apunta la nutricionista, debemos «limitar el consumo de alimentos procesados, snacks industriales y azúcares refinados presentes en bollería, postres y helados. Siendo conscientes de que su consumo debe ser ocasional».

Por último, De la Fuente hace mención a las posibles dolencias propias del verano por intoxicaciones alimentarias. Y es que las bajas temperaturas pueden echar a perder los alimentos, no percibirlo y ponernos enfermos. Es importante tener una buena higiene alimentaria y conservar correctamente los alimentos. «La diarrea es el principal síntoma y generalmente suele desaparecer tras 2-4 días. En estos casos, el hacer una dieta astringente y mantener un buen estado de hidratación paliará las consecuencias negativas, sin olvidar que en caso de que se agrave se debe consultar con un médico», añade.

Por otro lado, también están muy presentes «las alteraciones del ritmo intestinal, son síntomas que suelen aparecer como consecuencia de los desajustes horarios, las transgresiones dietéticas o incluso por las comidas típicas de verano. En estos casos deberíamos reestructurar nuestro patrón nutricional (horarios, comidas, asegurarnos la ingesta de fibra: frutas, verduras, legumbres, etc.)».

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