Dimite Rajoy

Cargos del PP quieren a Feijóo como «candidato de consenso» para no abrir guerras

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Alberto Núñez-Feijóo en un mitin en Pontevedra. (EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Sin reponerse de la conmoción de los últimos acontecimientos, el PP asiste a un proceso de renovación que empezará, en apenas mes y medio, con la elección de su nuevo líder. Nadie en el partido ve conveniente que, en estas circunstancias, se abra una batalla interna por el liderazgo porque eso, convienen los dirigentes consultados, no  hará más que debilitar a la organización. Por eso, desde un sector amplio del partido se conviene en que la única solución es aunar el consenso de los dirigentes territoriales y el aparato de Génova en torno a un candidato único: Alberto Núñez Feijóo. 

Sempiterno en las quinielas, esta vez Feijóo vería culminar su ambición en la política nacional. El dirigente gallego siempre midió sus tiempos y rechazó adelantarse al propio Rajoy, pero ahora, como avanzó OKDIARIO, ya tiene decidido que aspirará a presidir el partido. Y, sobre todo, a dirigir el post-marianismo, aunque siempre respetando los mimbres de su antecesor.

El proceso para elegir al nuevo líder comenzará, oficialmente, el lunes, en la reunión de la Junta Directiva, el órgano encargado de convocar el Congreso Extraordinario que, según las fuentes consultadas, se espera para mediados de julio. 

Según los Estatutos del PP, la celebración del Congreso debe respetar, como mínimo, un plazo de un mes y medio desde su convocatoria, aunque cabe también que, alegando situación extraordinaria, se adelante unos quince días, algo que no parece probable.

Los dirigentes urgen a una solución lo más pactada posible, que evite que el partido se abra en canal por ambiciones particulares.

En esta elección, los militantes podrán votar por primera vez en un sistema de doble vuelta, que permite primero votar a los afiliados y después a los compromisarios.

Sin «dedazo»

Los barones desean una transición «tranquila», en un escenario político tremendamente adverso, en el que las fuerzas tendrán que dirigirse a rearmar al partido en la oposición y preparar las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Y, quizás también -a expensas de los planes de Pedro Sánchez- de unas generales ese mismo año.

Lo que sí les ha comunicado Rajoy es que entre sus planes no están los «dedazos», y, por eso, los dirigentes urgen a una solución lo más pactada posible, que evite que el partido se abra en canal por ambiciones particulares. En este contexto, y en caso de disputa, además de Feijóo, las quinielas señalan directamente a Soraya Sáenz de Santamaría, otra eterna candidata.

El expresidente logró evitar las especulaciones sobre su dimisión llevando la decisión con total hermetismo. No se la confió a prácticamente nadie, admitieron los barones consultados. Sí a Jorge Fernández Díaz, exministro de Interior, y con quien guarda una relación muy cercana.

Sin acta de diputado

Ese mutismo evitó que la guerra se abriese antes de tiempo. Y ahora, el propósito es que la división entre los distintos sectores del partido no se recrudezca de cara al cónclave. Evitarlo será, sugieren en foros internos, un ejercicio de «lealtad» pero, sobre todo, un antídoto para evitar el desgaste en la cruenta lucha con PSOE y Ciudadanos.

Si Feijóo sale elegido, lo previsible es que se mantenga durante un tiempo al frente del gobierno gallego, mientras otra persona asuma la portavocía en el Congreso.  Cabe recordar, en este sentido, que el presidente gallego no tiene acta de diputado, por lo que el partido se vería obligado a rearmar a su grupo parlamentario y prepararlo para la oposición sin tener a su líder en el hemiciclo.

Por ahora, y hasta que se celebre ese Congreso, Rajoy mantendrá el escaño como diputado. La incógnita es qué hará después. En su despedida, el expresidente del Gobierno ya esbozó su intención mantener las cosas tal cual hasta que llegue el sucesor.

“Cumpliré mi mandato hasta que elijáis a la persona que me vaya a sustituir, y lo haré con prudencia, no plantearé cambios en el partido ni en los grupos parlamentarios porque eso le corresponde a quien me suceda en la presidencia, si quiere”, explicó tras anunciar la dimisión.

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