JUEGOS OLÍMPICOS DE RÍO

Una ballena en los Juegos Olímpicos

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Robel Habte ha hecho el ridículo en natación siendo el abanderado de Etiopía en los Juegos Olímpicos.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Escándalo y a la par ridículo de la Federación de Natación de Etiopía. Su representante en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro Robel Habte se presentó en la piscina con un aspecto lamentable. Con más de 40 kilos de peso más que sus rivales, el africano fue elegido a dedo por su padre –el presidente de la natación etíope- para que representara a su país sin tener ni siquiera una de las cinco mejores marcas en los 100 metros libres.

Como podrán imaginar Habte hizo el más absoluto de los ridículos en el centro acuático de Río, completando su serie en 1:04.95, mientras que el campeón olímpico Kyle Chalmers firmó en la misma distancia 47.90, quedando a más de 17 segundos en una de las pruebas más cortas de todo el programa olímpico de natación.

El esperpento de Habte fue tal que el nadador que llegó antes que él, el nepalí Sirish Gurung, lo hizo siete segundos antes marcando un tiempo de 57.76. El etíope de 24 años, por si fuera poco, falsificó los datos de su peso facilitado al Comité Olímpico Internacional afirmando que pesa ‘solamente’ 81 kilos.

Habte ha intentado dar explicaciones de todo tipo sobre su actuación en Río argumentando que tuvo un accidente de tráfico antes de los Juegos que le ha obligado a tomar pastillas para mitigar el dolor y que eso le ha hecho engordar. El caso es que sus compañeros de piscina, al igual que los comentaristas, no han tardado en bautizarle como Robel ‘La ballena’ Habte.

«Sé lo que están diciendo de mí, pero demostraré al resto del mundo que se equivocan en los próximos Mundiales», anuncia el nadador. «Etiopía es un país de atletas y no tenemos ninguna piscina para poder entrenar como mis otros rivales», añadió. Eso sí, La ballena no ha tenido ningún reparo en utilizar su influencia para ser el abanderado de su país cuando había otros con méritos mucho más grandes. Tirunesh Dibaba, la campeona olímpica de 5.000 y 10.000 metros femenina, se quedó con las ganas gracias a la influencia de Habte, el peor nadador de la historia de los Juegos. La historia del guineano ecuatorial Moussambani por lo menos cautivó al público en Sydney 2000.

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