‘Mentiras Pasajeras’: Almodóvar produce una serie anodina y tramposa
Un producto condenado a pasar desapercibido al no tener mucho que ofrecer en el panorama del streaming.
‘Mentiras Pasajeras’, la serie que ha presentado SkyShowtime en Madrid
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Ya se ha estrenado Mentiras Pasajeras, serie para SkyShowtime que produce Pedro Almodóvar y que termina siendo anodina y tramposa. Una ficción con un casting de campanillas capitaneado por Elena Anaya, Hugo Silva, María León, Pilar Castro y Quim Gutiérrez. Un elenco llamativo para una trama casi infantil, apresurada, sin riesgos y con una falta absoluta a la hora de arriesgarse. Un producto condenado a pasar desapercibido al no tener mucho que ofrecer en el panorama del streaming. Mentiras pasajeras ejemplifica un mal muy extendido en la industria; el dar luz verde a proyectos sólo por los nombres que están delante o detrás de las cámaras. Ninguna carrera está exenta de pifias y Almodóvar no es la excepción.
De ruina, mentiras y pocas risas
Una mujer que lo tiene todo- riqueza, belleza, un prometido guapo e intelectual y unos hijastros que la adoran- lo pierde todo cuando despiden de su trabajo – una multinacional de medicina estética-. Ante la vergüenza de la situación y su ruina inmediata, la heroína empezará a mentir para mantener las apariencias pero sus embustes le complicarán la vida más de lo que podía imaginar. Esa sería la sinopsis, a grandes rasgos, de Mentiras pasajeras. Como punto de partida no está mal, el problema es la forma en la que se desarrolla.
La serie comienza de manera muy hiperbólica. No hay verosimilitud en el estilo de vida de la protagonista ni en su personalidad: es una triunfadora, una mente científica brillante pero superficial, impulsiva e incapaz de ser previsora en cuanto a temas económicos. Buen planteamiento de personaje si no fuera porque se presenta de forma infantil y descarada. En la escena de su despido, por ejemplo, es difícil creerse que estemos hablando de una empresa multinacional y de alto nivel; hay diálogos y actitudes obvias, previsibles y vulgares. Este también es un tema a destacar: En España casi nunca se sabe reflejar en pantalla el mundo de las altas esferas. Como en cualquier grupo social, sus códigos son distintos a los del resto de los mortales.
A partir de la desgracia, todo sucede muy deprisa. Demasiado. El tema se pierde. ¿De qué va esta serie? ¿De por qué mentimos? ¿De que las mentiras son, realmente, un espejo de nuestra verdad, que las necesitamos para sobrevivir? Ojalá se hablase de todo eso pero, de momento, no. Entre que uno no consigue empatizar con la protagonista- el que sea víctima no implica que estés de su lado- y entre que el tono es alocado y no está definido, cada episodio de poco más de media hora termina aburriendo. Gustará a los que no quieran pensar mucho y pueden dejarse llevar por una comedia de enredos clásica y sin riesgos.
Las estrellas no garantizan el éxito
Dicho todo esto, la sola existencia de Mentiras pasajeras supone una reflexión sobre el mundo audiovisual en general. Son las estrellas las que suelen dictaminar lo que se vende o lo que no. Tener un gran nombre tanto en el reparto como en la producción lo cambia todo. Que Almodóvar, a través de su productora- El Deseo- nos ofrezca este producto es un reclamo en sí mismo pero también un riesgo. Una figura de alto nivel no es garantía de éxito. Eso es lo que a muchos no llegan a entender ( no sólo en España, ojo. Este es un mal muy extendido). El actor o actriz de moda puede ayudarte a vender una serie o película en promoción y que la gente se acerque al producto en un primer momento. Eso sí, si el resultado es malo las consecuencias son nefastas para todos. Relacionar, por ejemplo, un producto tan anodino con Almodóvar (siempre destacable por sus riesgos temáticos y estilísticos) puede que no sea lo idóneo para el cineasta manchego.
Levantar un proyecto es muy difícil, cada producto merece un respeto, eso no se discute. Detrás de Mentiras pasajeras hay, seguro, ilusión y talento. Lástima que las delegaciones españolas de las plataformas de streaming aún se dejen llevar por el nepotismo y la seguridad. Muy pocos son los que arriesgan. En nuestro país, sólo Atresplayer y , en puntuales ocasiones, Movistar + se atreven con propuestas arriesgadas. HBO Max, Netflix, Apple TV+ e incluso ahora Sky Showtime, aunque hayan hecho cosas exitosas deberían plantearse qué productos compran y por qué.