Tiene 11 nominaciones

Crítica de ‘Cerrar los ojos’, nominada a mejor película en los Goya 2024

Cerrar los ojos Goya mejor película
Víctor Erice dirige a Ana Torrent en 'Cerrar los ojos'

El regreso de Víctor Erice al cine 30 años después de rodar El sol del membrillo, ha sido uno de los acontecimientos cinematográficos más destacables de 2023. Cerrar los ojos se ha ganado el aplauso de gran parte de la crítica especializada y está nominada a 11 premios Goya 2024. Había, obviamente, mucha expectación ante lo que se ha considerado el testamento fílmico de uno de los iconos más sagrados de nuestro cine con sólo tres cintas anteriores. El director vasco homenajea al séptimo arte ( y así mismo) en una trama sobre la amistad, el saber (o no) envejecer y el poder del arte como arma contra el paso del tiempo. Una historia preciosa que, sin embargo, hubiese quedado mejor en formato de novela que, irónicamente, en el de película. Una cinta extremadamente perezosa, autoindulgente, sin capacidad de síntesis, basada en diálogos larguísimos y planos contra planos. Eso sí, el final es memorable. Esperar casi tres horas para verlo, no tanto.

Miedo a las ‘vacas sagradas’

Qué miedo da valorar (que no criticar) a las vacas sagradas, sobre todo las del cine español. Nuestra industria, siempre con el nepotismo como bandera, siempre ha tenido recelo por aquellos que un día fueron dioses pero que no han sabido evolucionar. Que la crítica de este país, en su mayoría, no bajase la mirada ante el espectáculo ridículo que fue Madres paralelas, por ejemplo, es algo incomprensible. Sí, Pedro Almodóvar es el maestro de maestros, el exponente internacional de su cine, pero su estilo ha ido oxidándose y parece que nadie cercano o ajeno se atreve a decirselo por miedo a la reprimendas profesionales o incluso políticas. Algo parecido está ocurriendo con Cerrar los ojos. Con El sur, El espíritu de la colmena y el documental El sol del membrillo, Víctor Erice se ganó un puesto de honor en el olimpo cinematográfico mundial. No es una exageración. Si uno revisa esas tres películas, siguen siendo rompedoras, profesionales, visualmente apabullantes y de una integridad narrativa trascendental. Todo esto no ocurre con Cerrar los ojos.

Cerrar los ojos Goya
‘Cerrar los ojos’

La historia

Un célebre actor español, Julio Arenas (José Coronado), desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se llega a encontrar su cadáver, la policía concluye que ha sufrido un accidente al borde del mar. Muchos años después, esta suerte de misterio vuelve a la actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que participó, rodadas por el que fue su íntimo amigo, el director Miguel Garay (Manolo Solo) quien investigará lo que ocurrió realmente .

Manolo Solo en ‘Cerrar los ojos’.

Cuando la palabra sobra

El regreso de Erice al séptimo arte hubiese funcionado mucho mejor como novela, algo irónico teniendo en cuenta que la trama versa sobre el cine. La historia es preciosa pero hubiese explotado mucho más su potencial poético y lírico en literatura que en pantalla. Es muy llamativo que se hable tanto en una película en la que importa mucho más lo que no se dice que la palabra. Sus casi tres horas de duración no están justificadas. Omitir las elipsis es un arte que muy pocos controlan (Tarantino, por ejemplo) pero en Cerrar los ojos resulta desesperante. Todo es una sucesión de planos gratuitos, larguísimos diálogos explicativos , escenografía muy básica y poco más. Sólo en el último tramo de la cinta estalla el lenguaje audiovisual, en un ejercicio portentoso de cómo rodar cine. Ahí está el Erice que dejaba la cámara fija en los ojos de Ana Torrent en El espíritu de la colmena y nos abría el universo.

Cerrar los ojos Goya
‘Cerrar los ojos’.

El guión no explota las cualidades de una idea hermosa porque está demasiado pagado de sí mismo (y está nominado al Goya, por supuesto…). Casi todos los personajes hablan igual (alter ego del autor), con la misma cultura y tristeza. El artificio en los diálogos o en la puesta en escena no es malo. Para nada. Esto no es una guerra contra la naturalidad en el cine pero lo único que se pide es verosimilitud y crear interés. En Cerrar los ojos esto no pasa. Hay mil referencias cinéfilas pero parecen guiños elitistas, como si sólo pudiese disfrutar de la película si diriges la Filmoteca española (ni con esas). Y por si todo esto fuese poco, la mayoría de los actores parecen encorsetados y existen algunas decisiones de casting escandalosas (para mal).

Goya
‘Cerrar los ojos’.

Lo mejor de Cerrar los ojos, sin embargo, recae en la banda sonora, en la fotografía, en- como ya se ha apuntado- el desenlace y un José Coronado insuperable como secundario (tiene casi asegurado el Goya) que gana la partida a pesar de un maquillaje errático y poco conseguido. La película, seguro, se llevará varios premios Goya el próximo 10 de febrero pero, salvo con excepciones), los galardones no serán más que mera pleitesía de la industria a sus vacas sagradas.

Goya
‘Cerrar los ojos’.

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