Gran triunfo de Roca Rey en Arles: corta cuatro orejas mientras Ferrera y Manzanares se van de vacío

Toros Francia
El torero, Roca Rey. Archivo.

El diestro peruano Andrés Roca Rey ha cosechado hoy un triunfo rotundo en Arles, al desorejar a dos bravos toros de vuelta al ruedo de la ganadería de La Quinta, que se sumó así al gran espectáculo taurino vivido en esta ciudad del sureste de Francia.

Después de dos turnos en los que la gente estaba sumida en un bostezo que no parecía acabar, apareció el tercero, un toro bajito y bien hecho que ya en los capotes apuntó la calidad y el fondo que iba a desarrollar después en la poderosa muleta de Roca Rey, que antes había dejado su carta de presentación por unas ajustadas chicuelinas sin enmendarse.

La faena de muleta la inició el peruano por el lado derecho, por donde instrumentó dos series de mucha suficiencia, con el astado embistiendo con notable hondura.

Al natural hubo también pasajes de altura, aunque lo que definitivamente metió a la gente en el canasto fue un final de faena nuevamente en redondo y con esos alardes tan peculiares en Roca Rey, en la corta distancia que tanto cautivan a sus partidarios. La espada fue también aliada y para él fueron las dos orejas que paseó después de la vuelta al ruedo para el gran toro de La Quinta.

Pero todavía quedaría lo del sexto, otro toro extraordinario de la vacada de Álvaro Martínez Conradi, con el que Roca Rey exhibió su versión más templada para cuajarlo de principio a fin, primero en lo fundamental y después en un fin de obra de alto voltaje en el que el peruano intercaló pasajes sin la ayuda con cambios de mano y otros detalles de notable autoridad.

La plaza era un manicomio, más cuando el toreo enterró nuevamente la espada al primer intento. Otras dos orejas sin discusión y vuelta al ruedo también para el bravo cárdeno de La Quinta, que completó también un gran espectáculo.

Antonio Ferrera apenas pasó de pulcro y aseado con un primero de corrida que tuvo nobleza y fondo para que hubiera apostado más por él. Pero no. El extremeño no pasó de las meras apariencias en una faena ligera, de escaso compromiso y rematada de un feo espadazo.

El cuarto fue más deslucido, este por falta de clase y su tendencia a defenderse con brusquedad y con la cara por encima del palillo. Ferrera no se dio demasiada coba en otra labor de escaso contenido y, nuevamente, mal rubricada con el acero.

Manzanares tampoco tuvo mucha tela para cortar con su primero, un toro que no se empleó lo suficiente, sin humillar, y con el que apenas pudo pasar de voluntarioso.

El quinto, en cambio, fue un toro exigente por encastado, y aquí se vio una versión más poderosa de Manzanares, que, enfibrado con el de La Quinta, le robó varias series por el derecho de nota alta. Faena con ritmo e intensidad que a buen seguro hubiera sido de premio de no atascarse el alicantino a última hora con la tizona.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de La Quinta, bien presentados dentro de su variedad de hechuras y remates, y de juego también desigual. Los mejores, tercero y sexto, «Hornero» y «Carcelero», respectivamente, premiados ambos con la vuelta al ruedo en el arrastre. También fue bueno el noble y enclasado primero y el encastado quinto. Sin clase ni fondo el segundo; y brusco el cuarto.

Antonio Ferrera, de verde y oro: bajonazo y descabello (silencio); dos pinchazos, estocada desprendida y descabello (pitos).

José María Manzanares, de azul noche y oro: estocada (silencio); dos pinchazos, media y dos descabellos (silencio tras aviso).

Roca Rey, de espuma de mar y oro: estocada (dos orejas); estocada (dos orejas).

La plaza registró tres cuartos de entrada en los tendidos.

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