Miguel Bosé confirma lo que Jordi Cruz le tenía preparado y nadie esperaba: «Un tsunami de…»
Miguel Bosé ha probado uno de los restaurantes más famosos del momento
El cantante ha dado su opinión sobre el talento de Jordi Cruz
El artista ha visitado ABaC, un centro con tres estrellas Michelin
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Pocos esperaban que, en medio de una gira intensa por los principales escenarios del país, Miguel Bosé se tomara una pausa para dejarse llevar por una experiencia que nada tiene que ver con la música. Sin embargo, el artista ha demostrado que también sabe disfrutar cuando el espectáculo tiene lugar en un plato y no sobre un escenario. Su visita al restaurante ABaC, capitaneado por Jordi Cruz, ha sido mucho más que una simple comida: fue una vivencia sensorial que lo dejó sin palabras.
Acostumbrado a deslumbrar a sus seguidores desde hace décadas con su voz inconfundible, esta vez fue él quien quedó boquiabierto ante el despliegue creativo de uno de los grandes nombres de la cocina española. La emoción no fue contenida. Bosé quiso compartirla con el mundo, publicando un breve vídeo acompañado de un texto conciso pero rotundo: «Un tsunami de creatividad y de sabores». Y con eso lo dijo todo.
La experiencia de Miguel Bosé
Miguel Bosé se encuentra inmerso en una ambiciosa gira de conciertos que lo está llevando por diversas ciudades españolas. Después de actuar en Madrid, Bilbao y Barcelona, al cantante aún le quedan importantes compromisos musicales en otros puntos de la geografía, como Marbella, Valencia o Santander. El ritmo es exigente, pero él ha encontrado la forma de equilibrar el esfuerzo profesional con momentos de placer.
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La elección de ABaC como lugar de descanso no fue fruto del azar. El restaurante de Jordi Cruz, situado en la avenida Tibidabo de Barcelona, es uno de los espacios gastronómicos más valorados del país. Sus tres estrellas Michelin lo avalan como referente absoluto de la alta cocina. Bosé, siempre atento a las propuestas artísticas en cualquier formato, encontró en este espacio el lugar perfecto para rendirse a otra forma de arte: la culinaria. Lo hizo en buena compañía, rodeado de un pequeño grupo de amigos con los que compartió mesa y reacciones de asombro. Nada en esa velada fue convencional. Desde los aperitivos hasta los postres, cada bocado representaba una sorpresa, una provocación, un guiño a la imaginación del comensal.
El chef catalán ha consolidado un estilo propio que va más allá de la técnica. Su cocina no se limita a ofrecer platos exquisitos: busca conmover, descolocar, generar preguntas. Esa intención estuvo presente en cada una de las propuestas que degustaron Bosé y sus acompañantes. Uno de los momentos más impactantes fue cuando uno de los platos provocó una reacción inesperada con humo y burbujas, despertando gestos de incredulidad y risas nerviosas.
El espectáculo de Jordi Cruz
No es casualidad. ABaC no es un restaurante al uso. Es un escenario. Y Jordi Cruz actúa en él como un director de orquesta que juega con los elementos, las texturas, los aromas y los recuerdos. Sus menús están pensados como una travesía emocional, donde cada paso está diseñado para provocar una sensación distinta.
Bosé, que ha vivido de emociones intensas a lo largo de toda su carrera, encontró en este entorno algo que lo conectó con su parte más lúdica. Durante el postre, con un plato de fresa y frambuesa ante él, expresó lo que muchos sintieron en ese momento: «Te lo comes y parece que eres un niño». Esa frase lo resume todo. No era una comida. Era una vuelta al asombro. La filosofía culinaria de Jordi Cruz se refleja claramente en su propuesta de menú degustación. Son veinte platos concebidos como pequeños paisajes, cada uno con su lógica, su estética y su mensaje.
En la carta figuran elaboraciones tan sofisticadas como el brioche de anguila a la brasa con alioli de citronela, el velo de calamar con tartar y aguas de calamar con caviar, o la gamba de costa cocida con miso rosa y miso kimchi. Son fórmulas que desafían la percepción habitual del gusto y que exigen una actitud abierta, dispuesta a dejarse llevar. Y Bosé, curtido en escenarios de todo el mundo, sabe mejor que nadie cuándo entregarse a lo inesperado.
¿Cómo termina la cena?
El broche de oro lo pone el postre, que en el caso del cantante fue un globo de piruletas de fresas y begonias con agua de lavanda. Una propuesta arriesgada que no solo cierra la comida con dulzura, sino que deja una sensación de ingravidez, como si todo lo anterior hubiese sido parte de un sueño bien diseñado.
Desde que obtuvo su tercera estrella Michelin en 2017, ABaC se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes de la alta cocina. Pero no solo ellos. Políticos, escritores, cineastas y músicos se han sentado a sus mesas en busca de una experiencia que les inspire, que los saque de la rutina, que los confronte con lo nuevo. Y ese es quizás uno de los grandes logros de Jordi Cruz: haber hecho de su restaurante un lugar donde la creatividad no tiene límites.
Bosé lo entendió desde el primer bocado. Por eso quiso compartirlo. «Aquí os dejo un poco de la experiencia», escribió en sus redes sociales, acompañado de imágenes del momento.
La otra parte es la atmósfera. La iluminación medida, el ritmo pausado, la forma en que se presentan los platos como si fueran obras de arte. Todo está pensado para que quien entre por la puerta sienta que el tiempo se detiene. Y en el caso de Miguel Bosé, así fue.
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