Qué es la zona de confort
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Resulta muy fácil que los deportistas caigan en la zona de confort. Al emplear este término estamos haciendo referencia a la falta de aspiraciones y al conformismo, lo peor que nos puede pasar a la hora de practicar una actividad física. En este artículo te explicamos qué es la zona de confort y cómo se puede evitar, sobre todo si buscas evolucionar y ser mejor cada día. Hay que decir que resulta muy sencillo acomodarnos, sobre todo cuando no tenemos ninguna motivación. Eso sí, puede convertirse en todo un problema si perdemos la ilusión y nos conformamos con lo básico en el gimnasio. Al final dejarás la actividad deportiva porque lo considerarás una pérdida de tiempo o no te encuentras a gusto.
En qué consiste
La zona de confort o de comodidad implica una rutina. Esto ocurre cuando realizamos siempre los mismos ejercicios, levantamos las mismas cargas o corremos las mismas distancias. Pensamos además que de esa manera todo nos va bien y que dominamos a la perfección el ejercicio. Al final se trata de apostar por la ley del mínimo esfuerzo, donde a base de repetir siempre lo mismo el cuerpo apenas notará los efectos del trabajo realizado.
Cómo salir del confort
Resulta muy sencillo acomodarse y entrar en la zona de confort. Posiblemente no te des ni cuenta. Lo más complicado será detectarlo y poder salir de ella. Es recomendable por eso incluir cada cierto tiempo una serie de novedades en los entrenamientos y variar la rutina. Cada mes o cada dos meses puedes cambiar los métodos, aunque tampoco ocurrirá nada si incluyes algún ejercicio de los de siempre. Al final lo que cuenta de verdad es el factor sorpresa.
Oportunidad para mejorar
A la hora de variar la rutina comprobarás como serás capaz de mejorar en poco tiempo. Lo más recomendable pasa por incluir sesiones de alta intensidad, hacer fases del entrenamiento al fallo combinándolos con otros más ligeros, realizar series ascendentes una semana y descendentes a la siguiente e incorporar técnicas de entrenamiento nuevas que se complementen con las tradicionales. De esta manera nos garantizamos que nuestro cuerpo esté en todo momento en alerta y salga de esa fase de relax en la que se encuentra.
Cómo detectarlo
Llegado el momento hay que ser conscientes de que nos encontramos en una fase de confort. Eso se notará con mucha facilidad cuando no nos cueste un gran esfuerzo realizar los ejercicios de siempre. En el gimnasio lo notarás sobre todo en los músculos, ya que no apreciarás avances. Si te encuentras en el grupo de los deportistas que permanecen en fase confort lo primero es ponerse manos a la obra y trabajar con más intensidad para que nuestro cuerpo se aleje lo máximo posible de la zona de relajación, que es la que impide que avancemos por el camino correcto. Puede que el confort esté bien para las personas con una cierta edad, pero aquellos que deseamos conseguir una serie de resultados no podemos quedarnos quietos esperando los éxitos sin esforzarnos.