Microbiota intestinal y Parkinson: ¿por qué están estrechamente relacionados?
¿Existe alguna relación establecida por la ciencia entre microbiota intestinal y Parkison? Aquí te la contamos, toma nota.
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El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después del Alzheimer. Se estima que afecta de 10 a 50 por cada 100.000 personas a cada año en todo el mundo, y con el aumento de la esperanza de vida, es probable que su incidencia se duplique para el 2030. En la búsqueda por conocer sus orígenes y factores de riesgo, se ha observado una estrecha relación entre la microbiota intestinal y el Parkinson. ¡Sigue leyendo para entender cómo están relacionados!
Microbiota intestinal y Parkinson: ¿cómo están relacionados?
Una de las primeras alteraciones decurrentes del Parkinson ocurre en las neuronas dopaminérgicas. En consecuencia, de su progresivo deterioro, se produce una reducción en los niveles de dopamina, lo que conlleva a un proceso neurodegenerativo multisistémico.
Durante mucho tiempo ha existido un consenso de que las características patológicas de esta enfermedad se vinculaban a la deposición intracelular de una proteína llamada α-sinucleina, que provoca neuroinflamación y muerte neuronal.
Desde hace varias décadas, se entiende que dicha proteína tiene origen en el intestino y, posteriormente, se propaga al cerebro. Dicho entendimiento se basa en diferentes observaciones, como es el incremento de la α-sinucleina en el sistema digestivo, su relación con numerosas infecciones y el transporte hacia el sistema nervioso a través del nervio vago.
Otro dato llamativo es que gran parte de los pacientes con Parkinson desarrollan trastornos gastrointestinales, como el estreñimiento y la gastroparesia, incluso años antes de la aparición de los síntomas motores. Además, la enfermedad tiene mayor prevalencia entre los afectados por el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, o bien por infecciones de Helicobacter pylori.
La importancia del eje cerebro-intestino en la relación de microbiota intestinal y Parkinson
En este sentido, es fundamental entender que la microbiota intestinal consiste en una muy variada población de microorganismos que viven en el intestino. De esta forma, se forma de una enorme cantidad de células (tantas como el propio organismo), que suponen una carga genética muy superior a la del propio individuo.
En la actualidad, hay la tendencia a un consenso dentro de la comunidad científica sobre la relación entre microbiota intestinal y Parkinson. No obstante, aún falta mucho por descubrir sobre las características específicas de la microbiota intestinal asociada al Parkinson.
Así mismo, se ha observado una importante reducción de las poblaciones de ciertas familias bacterianas, en especial la Prevotellaceae, en pacientes diagnosticados con dicho trastorno. Por otro parte, se verifica una tendencia al sobrecrecimiento poblacional de otras familias, como Peptostreptococcaceae y Lachnospiraceae, así como de proteobacterias y enterobacterias.
¿Cómo afectan las alteraciones en la microbiota intestinal al cerebro?
Esta es otra pregunta que sigue representando un desafío para los expertos. Se supone que los desequilibrios en las poblaciones bacterianas del intestino podrían afectar a las funciones cerebrales debido a su rol clave en la regulación de las respuestas inmunológicas.
También hay que tener en cuenta su importancia en la producción de ácidos grasos de cadena corta, principalmente los ácidos acéticos, butírico y propiónico. Dichos compuestos sirven como una fuente de energía para las células que recubren el epitelio del colón (colonocitos) y que regulan la permeabilidad intestinal, influyendo directamente en las respuestas inflamatorias.
En este punto, la reducción de las concentraciones de estos ácidos en pacientes con Parkinson, parece respaldar la relación de la enfermedad con la microbiota intestinal.
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