El corazón no se va de vacaciones: cómo proteger la salud cardiovascular en verano


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El verano invita a desconectar, pero el corazón no entiende de descansos. Con la llegada del calor y el cambio de rutinas, muchas personas relajan sus hábitos saludables. Se descuida la alimentación, aumenta el consumo de alcohol, se interrumpe la medicación o la actividad física, y el estrés de los viajes o las altas temperaturas pueden actuar como detonantes de problemas cardiovasculares. Así lo advierte la Fundación EPIC, que alerta de que las vacaciones pueden convertirse en un periodo de alto riesgo para la salud del corazón. La prevención, insisten, no debe interrumpirse en verano.
Las temperaturas elevadas propias de esta época favorecen la pérdida de líquidos a través del sudor, acompañada de una disminución de electrolitos esenciales como el sodio y el potasio. La alteración de este equilibrio puede provocar deshidratación severa y arritmias, que en algunos casos pueden llegar a ser graves o incluso fatales. Esto puede suceder incluso en personas sanas, pero el riesgo se incrementa si ya existen enfermedades cardiovasculares y se está en tratamiento con fármacos que afectan al balance hídrico y electrolítico. Además, el calor extremo favorece la vasodilatación, la caída de la presión arterial y el aumento de la frecuencia cardíaca, lo que puede provocar síncopes y consecuencias graves.
En este contexto, la Fundación EPIC advierte que durante las vacaciones el ritmo diario se vuelve más caótico. Se bebe menos agua, pero se incrementa el consumo de alcohol, un factor que puede desencadenar la fibrilación auricular, la arritmia más frecuente y potencialmente peligrosa. Además, el alcohol eleva la tensión arterial. También es común que se coma más y peor: alimentos procesados, con exceso de sal o grasas, lo que altera los niveles de lípidos, favorece la retención de líquidos, el sobrepeso y la hipertensión. Aunque muchas personas aprovechan el verano para hacer deporte y cuidarse, no es infrecuente caer en el sedentarismo, lo que, sumado a los factores anteriores, aumenta el riesgo de trombosis.
Señales de alerta: cuándo acudir al médico
Según los expertos de EPIC, algunos síntomas deben ponernos en alerta ante un posible problema cardíaco. Sensación de malestar general, cansancio sin causa aparente, falta de aire, dolor en el pecho con sudoración fría, palpitaciones, mareos, inestabilidad o pérdida de conciencia son señales que requieren atención médica urgente, incluso en personas sin antecedentes. En el caso de pacientes con enfermedades cardiovasculares ya diagnosticadas, estos síntomas requieren una visita inmediata a urgencias, o incluso llamar a emergencias si el dolor torácico es intenso o hay pérdida de conciencia.
Recomendaciones para proteger el corazón en verano
Las personas con enfermedades cardiovasculares son especialmente vulnerables al calor. Por eso, evitar la exposición solar en las horas centrales del día y no hacer ejercicio en esas franjas es fundamental. También es importante evitar el tabaco y el alcohol, seguir una dieta ligera y baja en sal, basada en verduras, frutas y pescado azul, y mantener una correcta hidratación, bebiendo agua regularmente aunque no se tenga sed. Las bebidas con cafeína o azucaradas deben evitarse, ya que pueden favorecer la deshidratación. Se recomienda usar ropa ligera, ventilar los espacios cerrados y refrescarse con duchas frías o templadas. Quienes toman medicación –especialmente diuréticos, antihipertensivos o tratamientos para insuficiencia cardíaca– deben consultar a su médico para posibles ajustes.
Tratamiento y control, también en vacaciones
Las vacaciones pueden alterar las rutinas, lo que lleva a muchas personas a olvidarse de su tratamiento o de los controles médicos habituales. Esta relajación puede provocar descompensaciones graves. En este sentido, las nuevas tecnologías, como las aplicaciones móviles o los relojes inteligentes, pueden ser aliadas valiosas para ayudar a los pacientes a mantener el autocuidado durante el verano.