Caos en Sanidad Exterior: Mónica García deja sin médicos y material sanitario a puertos y aeropuertos
Mónica García forma parte del Comité Ejecutivo de la OMS, pero incumple sus obligaciones internacionales de emergencia
La OMS exige a los Estados contar con puntos de entrada —puertos y aeropuertos— con capacidad de respuesta inmediata


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La ministra de Sanidad, Mónica García, ha sumido en el caos a la Sanidad Exterior de España -es decir, a los servicios sanitarios en puertos y aeropuertos-, provocando una grave situación de desatención en los principales puntos de entrada al país.
En la mayoría de estas ubicaciones hay una alarmante escasez de personal sanitario, y algunos enclaves estratégicos han llegado a quedarse sin médicos, como Palma. Esta falta de recursos compromete seriamente la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias de carácter internacional.
La Sanidad Exterior española, pilar clave en la defensa de la salud pública internacional, agoniza ante la inacción del Gobierno. Pocos saben que en los puertos y aeropuertos españoles opera un servicio esencial del Estado: la Sanidad Exterior, responsable del control sanitario internacional, la prevención de epidemias y la gestión de emergencias de salud pública en las fronteras.
A pesar de su importancia estratégica, este servicio vive una situación de abandono crónico, con plantillas exiguas, recursos materiales inexistentes y un marco organizativo que genera caos, inseguridad jurídica y desprotección para profesionales y ciudadanos.
La Asociación de Médicos de Sanidad Exterior (AMSE), que agrupa al 80% de los facultativos del sector, ha denunciado formalmente ante la ministra de Sanidad, Mónica García, el colapso técnico y operativo del sistema. En una carta enviada el pasado 25 de febrero, detalla con crudeza el «desprecio institucional» hacia un cuerpo de funcionarios encargado de proteger a España frente a amenazas sanitarias globales como el covid, el SARS o la gripe aviar.
Incumplimientos internacionales (OMS)
España ha firmado el Reglamento Sanitario Internacional (RSI-2005), un instrumento legal de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que exige a los Estados contar con puntos de entrada —puertos y aeropuertos— con capacidad de respuesta inmediata ante emergencias sanitarias de escala internacional. Según un acuerdo de 2014, nuestro país designó 13 puntos estratégicos que debían contar con vigilancia epidemiológica, personal cualificado, equipamiento adecuado y disponibilidad 24/7.
La realidad es bien distinta: ninguno de estos puntos cumple hoy con los requisitos mínimos. Y, lo que es peor, el propio Ministerio de Sanidad, que dirige Mónica García, ha sido informado reiteradamente de esta situación sin adoptar medidas correctoras.
Personal desmotivado, plazas vacías y condiciones indignas
A la precariedad técnica se suma el desmantelamiento humano del servicio. Las plantillas están diezmadas, sin cobertura para bajas ni refuerzos en épocas clave como el verano, «lo que obliga a estirar turnos y sacrificar descansos. Las condiciones laborales son tan poco atractivas que decenas de plazas han quedado desiertas en las últimas oposiciones, y la fuga de profesionales es constante», se advierte desde la propia Asociación de Médicos de Sanidad Exterior.
Así, entre las causas principales, figura una brecha salarial abismal entre los médicos de Sanidad Exterior (dependientes del Estado) y sus homólogos del Sistema Nacional de Salud gestionado por las Comunidades Autónomas. Este agravio retributivo, además de injusto, viola el principio de igualdad salarial recogido en el derecho europeo, concretamente en la Directiva (UE) 2023/970, aun sin transponer completamente en España.
Una ministra en la OMS, pero ausente en casa
La paradoja es escandalosa, mientras la ministra de Sanidad, Mónica García, forma parte del Comité Ejecutivo de la OMS, el organismo que impulsa el cumplimiento del RSI, su propio ministerio incumple de forma flagrante sus obligaciones internacionales y permite que la Sanidad Exterior española funcione bajo mínimos.
La falta de coordinación entre ministerios (Sanidad y Política Territorial), la nula inversión en infraestructura y la ausencia de voluntad política para reformar el cuerpo de funcionarios han llevado a una situación límite. «El personal está estresado, desmotivado y buscando otras salidas laborales», denuncia la AMSE, como han detallado a OKSALUD. «La descapitalización humana del servicio es ya irreversible si no se actúa de inmediato», asegura.
Pero la pregunta sería, ¿hasta cuándo se puede sostener este descontrol? La Sanidad Exterior es la primera línea de defensa sanitaria del país, un sistema que, si colapsa, deja a España expuesta a cualquier amenaza que llegue por aire o por mar. Las advertencias están en el aire para un ministerio populista que quiere llegar a todo y no está llegando a nada más que a poner a toda la sanidad en su contra y en una situación de precariedad absoluta.