Grandes indicadores

Las alteraciones en la tonalidad y la forma de las uñas pueden ser un signo de trastornos de salud

Los cambios de color, forma y textura en las uñas son mensajes que pueden indicar problemas en el organismo

Uñas
Unas uñas saludables tienen que ser lisas, sin marcas y de color rosado.

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Las uñas están formadas por capas de una proteína llamada queratina. Más allá de su objetivo estético, tienen importantes funciones. Por un lado, las uñas y el tejido que las rodea constituyen una unidad funcional como órgano del tacto y de prensión. Además, tanto en las manos como en los pies, poseen una función protectora de las falanges, pero también son muy buenos indicadores para algunos trastornos de la salud.

Es importante saber que las distintas alteraciones ungueales (relativo a las uñas) pueden ser la manifestación de trastornos de salud en general, de enfermedades sistémicas o de patologías propias de las mismas. Unas uñas saludables tienen que ser lisas, sin marcas, ni surcos, tener un color rosado y una pequeña media luna más clara en la base, llamada lúnula.

Estas características son señal de que gozamos de una buena salud general y de unos buenos niveles de nutrición e hidratación. En cambio, cuando presentan distintas tonalidades, decoloraciones o irregularidades en su forma y textura, pueden ser señal de problemas de salud.

Alteraciones que hay que vigilar

Hay que vigilar nuestras uñas y estar atento a sus cambios y consultar a un especialista cuando se produzcan. La Fundación Piel Sana nos aconseja de algunas de las alteraciones que debemos vigilar:

  • Uñas blandas y débiles. Cuando las uñas están débiles, suele ser por falta de proteínas, por lo que, siguiendo una alimentación correcta con la ayuda de una dieta nutricosmética para cabello y uñas, el problema se puede solucionar. Si son finas y sin consistencia, en ocasiones también puede deberse a enfermedades crónicas como las reumáticas o la anemia, entre otras.
  • Separación de las uñas por capas. Este problema, llamado onicosquisis lamelar, se produce a partir de los 50 y 60 años y normalmente se debe al exceso de contacto de las manos con el agua.
  • Uñas frágiles. La rotura en forma de láminas indica que puede existir alguna alteración hematológica o puede ser causado por agresiones repetidas debido a manicuras agresivas que dificulten la formación de la lámina ungueal.
  • Estrías en las uñas. Si son longitudinales no tienen ningún significado patológico porque suelen aparecer con la edad, a partir de los 60 años, aproximadamente, y suele ser de origen hereditario. Si son transversales o «líneas de Beau» pueden ser causadas por una alteración del crecimiento de la uña que normalmente se asocia a otros trastornos que pueden ser nutricionales, fiebres altas, fármacos citotóxicos o por enfermedades graves.
  • Lesiones oscuras en las uñas. Puede tratarse de un simple golpe o un hematoma, pero también pueden ser lesiones más graves como un melanoma, por lo que, en estos casos, es preciso acudir al especialista para verificarlo.
  • Manchas blancas en las uñas. Cuando aparecen, mucha gente piensa que se debe a la falta de calcio, pero no es verdad. Se deben a leves microtraumatismos cerca de la cutícula, por golpes o rozamientos. Pero, si son grandes, puede ser un indicio de insuficiencia renal o cirrosis.
  • Uñas con forma de cuchara. Cuando la uña se vuelve cóncava, o adquiere forma de cuchara, puede ser un signo de falta de hierro o una carencia de vitaminas o minerales. La falta de hierro también se asocia a la caída del pelo. Si observamos que el pelo se cae a la vez que se deforman las uñas, conviene acudir al médico para realizarse un análisis.
  • Cambios de color. En este caso es recomendable acudir a un especialista porque el color amarillo-verdoso puede indicar algún tipo de infección bacteriana o por hongos, pero con un tratamiento adecuado son fáciles de eliminar. Sin embargo, por ejemplo, si las uñas adoptan un color azulado, morado o púrpura puede ser un indicador de que los niveles de oxígeno en la sangre son bajos, en ocasiones producidos por problemas de circulación, cardíacos o pulmonares.

Consejos para tener unas uñas sanas

La higiene de las uñas es fundamental para reducir la probabilidad de problemas y darnos cuenta de cuándo se alteran. Para ello, lo mejor es:

  • Mantener limpia la zona.
  • Limitar el contacto con el agua.
  • Alimentarse e hidratarse bien.
  • Cortarlas rectas y no morderlas.
  • Evitar los cosméticos de mala calidad.
  • Estar atentos a sus alteraciones.

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