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En este caserío de un pueblo del País Vasco se puede comer en un estrella Michelin por solo 50 euros y a 1 hora de Bilbao

País Vasco Estrella Michelín
Blanca Espada

En el País Vasco podemos encontrar lugares que sorprenden nada más llegar, no sólo por lo que se come, sino por la sensación de estar entrando en un espacio con historia. Eso es lo que ocurre en Garena, un caserío del siglo XVII escondido entre montañas, viñedos y caminos rurales en el municipio vizcaíno de Dima, a algo más de una hora de Bilbao. El edificio llama la atención por fuera, pero lo que sucede dentro es lo que le ha convertido en uno de los nombres propios de la gastronomía vasca reciente.

La cocina de Julen Baz, que obtuvo una estrella Michelin en 2022 y dos Soletes Repsol un año después, ha dado fama a este proyecto que combina técnica, tradición y producto local. Aunque su propuesta gastronómica más conocida son los menús largos del restaurante Garena Jatetxea, hay un detalle que muchos desconocen: aquí es posible comer en un espacio ligado a un estrella Michelin por solo 48 euros. Una cifra sorprendente para un entorno así, más aún teniendo en cuenta el nivel de la cocina y la ubicación privilegiada del caserío. La experiencia se vive de forma distinta en Garena Taberna, el espacio más informal del caserío, donde han creado un menú económico que cambia cada semana y que permite disfrutar de una cocina honesta, directa y basada en el mejor producto de temporada. Para quienes buscan una escapada desde Bilbao con buena comida y paisaje, es un plan que se explica solo.

El restaurante con Estrella Michelín del País Vasco dónde puedes comer por 50 euros

Garena se encuentra en el barrio de Iturriotz, en Dima, un pequeño municipio rodeado por los parques naturales de Gorbeia y Urkiola. Este enclave convierte la visita en una mezcla de gastronomía y naturaleza, porque antes incluso de sentarse a la mesa uno ya está dentro de un paisaje de viñedos, montes y bosques que marcan el carácter del lugar.

El caserío ha sido restaurado manteniendo su esencia original y dividiéndose en dos conceptos diferentes: Garena Jatetxea, donde se sirven los menús degustación más largos, y Garena Taberna, que apuesta por una cocina sencilla en apariencia, pero cuidada al detalle. Ambos espacios comparten algo importante: la mirada de Julen Baz hacia la cocina tradicional vasca y su idea de transformarla sin perder la memoria del caserío.

El menú de 48 euros que ha dado que hablar

La propuesta más asequible de Garena se sirve en la taberna y cuesta 48 euros. El propio restaurante lo define como “una experiencia gastronómica en la que disfrutar del mejor producto del día”, y realmente funciona como una puerta de entrada perfecta para quienes quieren acercarse al proyecto sin ir directamente a los menús largos de alta cocina.

El menú incluye dos aperitivos, cuatro entrantes y un postre, además de pan y agua. Se ofrece los lunes, jueves y viernes a mediodía y los sábados por la noche. La selección se adapta por completo a la temporada, porque trabajan con productores locales y ajustan los platos a lo que llega cada semana. Aun así, hay clásicos que no fallan: rabas, croquetas, pescado del día a la brasa o una txuleta de ganado mayor que refleja esa cocina de brasas tan ligada al territorio.

Esa combinación de producto fresco, técnica cuidada y un precio muy contenido hace que muchos visitantes descubran Garena a través de la taberna, y que después quieran volver para conocer el resto del proyecto gastronómico.

Los menús Garena y Gurea, la otra cara del caserío

Para quienes buscan una experiencia más profunda, el caserío ofrece dos menús degustación. El Menú Gurea, con 11 pases por 128 euros, y el Menú Garena, con 14 pases por 158 euros. Ambos se plantean como un recorrido por la historia de los caseríos vascos, recuperando guisos, brasas, caldos y técnicas antiguas que el chef reformula desde una perspectiva contemporánea.

Las experiencias pueden acompañarse de maridaje clásico o sin alcohol y, por supuesto, de los txakolis Garena y Geroa, elaborados en el viñedo de 11 hectáreas que rodea el caserío. Ese paisaje vinícola no es un simple decorado: forma parte central del proyecto y de la identidad que Garena quiere transmitir.

Un destino gastronómico y natural a una hora de Bilbao

Además del restaurante, la visita permite disfrutar de un entorno lleno de planes. Cerca están parajes como las Cuevas de Baltzola, el puente de Jentilzubi, los senderos que atraviesan los valles entre Urkiola y Gorbeia, y el pequeño patrimonio histórico de Dima, con la iglesia de San Pedro Apóstol o el palacio Urizar.

Para quienes viajan desde Bilbao, la distancia se convierte en una ventaja. Se llega en poco más de una hora por carretera y, una vez allí, el caserío ofrece una desconexión inmediata que combina gastronomía, calma y paisaje. Un plan perfecto tanto para una comida especial como para un fin de semana diferente.

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