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Un tranvía llamado deseo

tranvía Palma
Un tranvía llamado deseo

El Govern de Baleares ha aprobado inicialmente la vieja aspiración de la izquierda de poner en Palma un tranvía, al que pondrán el nombre de Trambadia, un sistema de transporte del siglo XIX para el XXI, que pretende unir la ciudad con el aeropuerto y finalizar en el Arenal. En consecuencia, nuestra ciudad podría, es un decir, tener su tranvía en 2027. Pero eso sería siempre y cuando pudieran resolverse todos los inconvenientes y, más aún, disparates que hoy presenta el proyecto, alguno de los cuales resulta de momento prácticamente insalvable.

El coste aproximado del tranvía podría implicar una inversión de aproximadamente 250 millones de euros, que el Estado parece comprometido a sufragar por partes, y destinar en el 2023 una partida de 20 millones de euros, lo que permitirá licitar las obras del primer tramo del Trambadia, con un recorrido que iría desde la Plaza de España hasta el aeropuerto.

Según estimaciones un tanto inexactas, como las cuentas del gran capitán, con la entrada en funcionamiento de esta línea, se prevé que el uso del tranvía podría alcanzar un 60% de los pasajeros que se desplazan habitualmente entre el centro de la ciudad y el aeropuerto, que en 2019 se supone que movieron, incluyendo autobús y taxi, aunque esto no está nada claro, casi 30 millones de usuarios. Así las cosas, y ya puestos en plan maravilloso, el tranvía cumpliría con una importante función social, transformaría las calles por donde fuera a pasar y las haría más amables para peatones.

Pero una cosa son los deseos y otra la realidad. Y la realidad es la planteada por los Colegios de Arquitectos y de Ingenieros de Baleares en las alegaciones que han llevado a cabo y presentado al proyecto. En primer lugar, solicitan una mayor coordinación entre las diferentes administraciones a la hora del desarrollo del proyecto, al tiempo que critican la falta de estudios que evalúen y avalen aspectos tan esenciales como la planificación de rutas alternativas y la forma en la que afectará al tráfico en las diferentes zonas por las que transcurre.

A mayor abundamiento, aseguran que no han podido localizar en el proyecto «la necesaria justificación de su coordinación» con el planteamiento urbanístico vigente, como son el Plan General de Ordenación Urbana, el de Movilidad y la declaración como Conjunto Histórico del centro de Palma. Resumiendo, que ante tal proyecto, resulta imposible hacer un estudio de forma seria y profesional.

El Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Baleares, al igual que los Arquitectos, ha sido aún más contundente a la hora de valorar el proyecto del tranvía en Palma y asegura que la actuación presentada adolece de estudios tanto de justificación técnica, funcional y económica como de falta de alternativas que planteen otros modelos, incluida la mejora de la actual red de transporte público.

En lo que se refiere a las consideraciones generales, el colegio reclama que el proyecto incluya un estudio sobre la afectación al tráfico en cada una de las barriadas donde se implementará y también, en el plano financiero, critica la falta de elementos técnicos necesarios, como el coste de los equipamientos y mantenimientos que, señalan, son de gran importancia para la estabilidad económica del futuro contrato de obra y posterior explotación del servicio.

De momento, y sin ir mas lejos, ni se sabe cómo ubicar el tranvía en las Avenidas, evitando el colapso circulación en este tramo, y a continuación el del Molinar y Coll d’en Rabassa y menos aún cómo llegar al aeropuerto. Y finalmente, ni idea de cómo hacerlo llegar hasta el Arenal.

¿Hacen falta más inconvenientes para ver en qué puede acabar la cosa? ¿Y qué pasaría si finalmente, pese a todo, deciden establecer el tranvía? Vale más no pensarlo por las consecuencias que se supone acarrearía: media ciudad destrozada y finalmente el establecimiento de un sistema de transporte auténticamente ruinoso.

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