Candilazos

Sánchez rehabilita a Josu Ternera

Sánchez rehabilita a Josu Ternera
Segundo Sanz

El chulaco, como dicen en mi tierra, ha vuelto a las andadas. Primero, aseguró que nunca pactaría con los populistas de Podemos, pero terminó formando el primer gobierno socialcomunista tras la II República. Después, afirmó que no podría conciliar el sueño con Pablo Iglesias de vicepresidente y su apuesta por un referéndum de secesión en Cataluña, pero claudicó ante el Vendeobreros de Galapagar y abrazó su plan de un Frente Popular con los separatistas de ERC como socios preferentes. Y luego, avanzó a los líderes independentistas que «nunca significa nunca», pero acabó estrechando la mano del golpista Junqueras y su ventrílocuo Rufián. Todo para salir investido y permanecer en el poder a toda costa. Por encima de los españoles, de su propio partido, de los principios y valores democráticos y de la hemeroteca. Porque al petimetre de Tetuán le importa una higa caer con sonrojante frecuencia en lo de ‘Donde dije digo, digo Diego’. A él, lo único que le preocupa es seguir durmiendo en ese colchón de Moncloa que ordenó cambiar a las primeras de cambio.

Pero hasta aquí hemos llegado. La última del chulaco es de una ruindad y mezquindad supinas. El que repitió hasta en cinco ocasiones que nunca pactaría con los proetarras ha cruzado el Rubicón de sangre como ninguno de sus antecesores: acordar desde el Gobierno la ley más importante, la de Presupuestos, con la marca política de ETA o la de sus herederos. En este caso, con la coalición que integran Bildu y Sortu, el partido del exjefe de la banda terrorista Josu Ternera. El doble precio de esta infamia ha sido, por un lado, acercar a pistoleros irredentos por un tubo, con una catarata de beneficios penitenciarios y con cambio incluido a un módulo más cómodo para Txapote, asesino de Miguel Ángel Blanco. Y por otro, dar carta de naturaleza en la «dirección del Estado» a quienes no condenan el asesinato de 857 personas, ni piden perdón por la barbarie y además equiparan a las víctimas con sus verdugos. «Hoy no acaba nada, hoy empieza todo», dijo el jueves engrandecido el bildutarra Matute en la tribuna del Congreso tras la alianza con Sánchez. «Vamos a Madrid a tumbar definitivamente ese régimen», exclamó al unísono y desafiante el batasuno Arkaitz Rodríguez en la Cámara de Vitoria. Por si alguien tenía dudas.

Con esta afrenta, el presidente rehabilita a Josu Tenera, el encapuchado que leyó el último comunicado de ETA y que mantiene hilo directo con Otegi y sus secuaces desde París, donde reside con pulsera telemática a la espera de ser juzgado por Francia y extraditado a España. El que fuera cabecilla de la organización terrorista habría estado detrás, entre otros atentados, del asesinato del concejal socialista Isaías Carrasco (¿no te da vergüenza, Pedro Sánchez?) y de la bomba contra la casa cuartel de Zaragoza, donde murieron once personas. seis de ellas menores de edad. Sin embargo, este miserable es realzado ahora por Bildu como un referente, como el «artesano» de la búsqueda de «una solución en Euskal Herria». José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea es el nuevo «hombre de paz» de Sánchez, como lo fue Arnaldo Otegi de Zapatero.

Ambos coincidieron ‘codo con codo’ como parlamentarios de Euskal Herritarrok y ahora marcan los designios de la hoja de ruta de los batasunos. Esta es la mejor prueba de que ETA ha cesado su actividad armada, pero no se ha disuelto y sigue en su «conflicto», blanqueado estos últimos días por el sanchismo al compararlo con el franquismo y la Transición. Olvida Ferraz que en aquella Guerra Civil derivada en dictadura hubo dos bandos, mientras que en la Democracia sólo uno, el de la ignominia etarra. Y Ternera representa la continuidad política de esa obra criminal de ETA. Pero ahora rearmado moralmente por el traidor.

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