Sánchez debe tener preparado otro 155 

Sánchez debe tener preparado otro 155 

«A este hombre, o no le funciona la cabeza o es un barullán tremendo». Con el ingenio marca de la casa, Alfonso Guerra hace escasos meses retrató de forma certera a Quim Torra, actual presidente de la Generalitat para, acto seguido, señalar que los independentistas catalanes «tienen una obcecación tremenda». La política tiene mucho de cálculo y de impostura, pero a la hora de analizar el entorno del secesionismo en Cataluña no hay que descartar un factor: la obcecación, el fanatismo. Realmente hay individuos que creen en esta causa, que están dispuestos a quemar las naves por un objetivo tan absurdo y retrógrado como este, y desde luego que Torra es uno de los representantes eminentes de esta horda.

Según van pasando los días, cada vez está más próximo el momento de la sentencia del procés. Cabe preguntarse qué hará entonces un individuo así. Porque en el caso de ERC parecen irse deslizando poco a poco hacia la moderación y la centralidad, con la esperanza de ocupar el espacio que antes detentaba Convergència; y también para poder pactar con Sánchez una posterior rebaja o indulto. Pero sujetos como Torra y Puigdemont han atado su destino al procés; son quienes son gracias a este conflicto y en el momento que quede visto para sentencia, su vida política también lo estará.

Si a la sentencia judicial le sumamos el agotamiento de gran parte de la sociedad catalana con el radicalismo, es evidente que vamos hacia un escenario post procés, que no será tampoco una balsa de aceite, pero sí más calmado. Si todo sigue su curso, claro. Precisamente aquí es donde Torra y Puigdemont pueden gastar su bala de plata, proclamando otra declaración unilateral de independencia que genere el ciclo de acción y reacción donde ellos son los protagonistas.

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