Qué ‘agustito’ se está en La Mareta…

Qué ‘agustito’ se está en La Mareta…

Cuentan que Zapatero, tras la primera gira que hizo una vez elegido presidente del Gobierno de España tras los atentados del 11-M de 2004, le dijo a su mujer: “No sabes, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar”.

Poco importa para el caso que Zapatero creyera que es lo mismo “gobernar” que “estar en el Gobierno”. Lo significativo es lo que revela la frase en cuestión: la de gente que me he encontrado en esta gira que está “a mi nivel”…

Pedro Sánchez es el Murphy de la política española. Por eso no es de extrañar que desde el primer momento se empeñara en superar a Zapatero dejando claro que con él todo lo que puede empeorar, empeora. Y de la misma manera que traspasó todas las líneas rojas que su mentor no se atrevió a cruzar, configuró el Gobierno tras un proceso de selección negativa que hizo que olvidáramos a las Aído y a las Pajín de los tiempos de presidente que, por tener algo, dicen que tenía “talante” y baraka”. Y en cada remodelación de Gobierno ha ido descendiendo un peldaño más para conseguir que el gabinete que preside se parezca lo más posible a él mismo.

Pero Sánchez, como representante genuino de una personalidad descrita como la Tríada Oscura (psicopatía, maquiavelismo y narcisismo), no quiere que esto sea una etapa pasajera y que mañana la sociedad española pueda señalarle como el tipo que hizo el Gobierno de España con los peores. Por eso ha decidido bajar la media del país, para liquidar el espíritu crítico de la ciudadanía y que toda España acabe pareciéndose a ellos, nuestros gobernantes.

Ese objetivo, y no sólo el sectarismo y la incompetencia, es el que trata de conseguir la nueva ley de Educación que puso en marcha la ministra Celaá, que no sólo legaliza la exclusión de la lengua más competitiva (hay que bajar la media y la capacidad para que los jóvenes obtengan en su ciclo educativo los conocimientos y las herramientas que les permitan ser independientes); legaliza el adoctrinamiento (hay que borrar la historia real sustituyéndola por la leyenda negra sobre España, hay que limpiar la historia de ETA y del golpismo, no vaya a ser que alguien se fije que los declarados enemigos de la democracia son quienes sostienen el Gobierno de España…) sino que pretende conseguir que disminuya de forma radical el nivel de conocimientos de todos los jóvenes. En la España de Sánchez, cualquier analfabeto funcional, cualquier burro (o burra), cualquier iletrado, cualquier persona que no haya cotizado ni un solo día por la sencilla razón de que nunca ha trabajado en nada, cualquier persona que carezca de todo tipo de experiencia o formación, cualquier tipo (o tipa) que no sepa hacer, literalmente, la o con un canuto, puede ser miembro del Gobierno de España sin llamar la atención entre el resto del equipo

Aquel PSOE que defendía la igualdad entendida como el derecho de todos los españoles a ser tratados en igualdad de condiciones, a tener los mismos derechos efectivos al margen de la parte de España en la que vivan o de la ideología que profesen, o de la forma de vida que elijan… ha mutado en un partido que defiende que todos los españoles alcancen el mismo nivel de burricie que quienes forman el Gobierno de España.

Claro que mientras eso ocurre, mientras que consiguen llegar al ‘desnivel’, mientras que logran que se generalice la estulticia y la degeneración del Gobierno sea común en el conjunto de la sociedad, ellos, los privilegiados gobernantes, sufren el ‘castigo’ de la desigualdad. Por eso, mientras España entera, principalmente la gente más humilde, aquellos a los que la propaganda del PSOE se dirige para prometerles que “·nadie quedará atrás”  se asfixian porque tienen que elegir poner el ventilador o comprar comida hasta fin de mes, las familias que sufren los recortes sucesivos del Gobierno (pongamos por caso las familias de niños más vulnerables, que requieren una educación especial y ven cómo el Gobierno les ha excluido del sistema público educativo…), ellos, los que han llegado al poder como consecuencia de un proceso de selección adversa, que diría un economista, ellos, tan progres, tan “sociales”, oiga, ‘sufren’ las mieles del aire acondicionado y del ‘todo completo’ en La Mareta o en cualquier otro palacete .

“No te imaginas, Begoña, cuántos cientos de miles de españoles podrían estar en el Gobierno…”. Pero mientras eso llega, qué ‘agustito’ se está en La Mareta…

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