El PSC siempre puede caer más bajo
Siempre que pensamos que el PSC no puede caer más bajo, va y lo consigue. Uno de los anuncios estrella de Salvador Illa en el debate electoral de candidatos en TV3 fue que, si es elegido presidente de la Generalitat, nombrará a Núria Parlón, la actual portavoz de esta formación y alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, como consejera de Interior. También prometió que nombraría de nuevo a Josep Lluís Trapero como máximo responsable de los Mossos d’Esquadra.
O sea, que Salvador Illa quiere nombrar como responsable de Interior a Parlón, que se opuso ferozmente a la aplicación del 155 y que dimitió como miembro de la Ejecutiva del PSOE por el apoyo socialista a la intervención de la Generalitat. Y, de postre, pondrá al mando de la policía autonómica a Trapero, que permitió la inacción de los Mossos d’Esquadra durante el golpe de Estado del 1 de octubre de 2017.
La jueza dictó que los colegios electorales no deberían estar abiertos ese día, pero los Mossos pasaron de todo y permitieron que radicales independentistas los ocuparan. Trapero era el jefe de unos agentes que no cumplieron las órdenes judiciales y se dedicaron a confraternizar con los que en cada colegio montaron la consulta ilegal.
Este es el «pasar página» y el «reencuentro» del PSC. Poner al mando de la policía catalana a dos personas que mostraron, como poco, tibieza ante el golpe de Estado separatista. A Parlón y a Trapero les importó un bledo los sentimientos de millones de catalanes que vieron amenazados sus derechos civiles por la acción de los golpistas separatistas. Ahora vemos que cuando el PSC apoyó el 155 no lo hizo por convicción, sino por mero cálculo electoral, porque cuando Salvador Illa cree que puede conquistar la Generalitat ya anuncia cargos para los que se pusieron de perfil en ese momento difícil para la historia de nuestro país, España.
De ahí que la presentación el pasado martes del manifiesto «Por un voto constitucionalista sin engaños» tenga más sentido que nunca. Nicolás Redondo Terreros dijo durante su intervención en el acto que «la primera víctima de una democracia es la pérdida de valor de las palabras. Hay dirigentes políticos que dicen una cosa por la mañana y la contraria por la tarde, de ahí que quisiéramos hacer un manifiesto en el que se defienda el valor de las palabras. No pueden servir para una cosa y la contraria».
Justo lo que hace el PSC. Un día dicen que la amnistía es inconstitucional y al poco tiempo pactan en Waterloo la impunidad de los golpistas. Hoy dan apoyo al 155 y mañana nombran como consejera del Interior a quien combatió con todas sus fuerzas la aplicación de este mecanismo constitucional.
Este domingo, el voto constitucionalista ha de ir a los partidos que defienden nuestro sistema de libertades representado en la Constitución. Y el PSC es, porque lo han decidido sus dirigentes con sus actos, un partido separatista más. Por eso Salvador Illa quiere poner al mando de los Mossos a Trapero, que no paró el golpe de Estado del 1 de octubre. Por la misma razón quiere que una de las personas más destacadas de su próximo gobierno sea del ala más separatista de PSC: la heroína que dejó la dirección del PSOE para protestar por la intervención de una Generalitat golpista. Votar Salvador Illa es votar Carles Puigdemont. Votar Salvador Illa es votar Oriol Junqueras. Votar Salvador Illa es votar para que el ho tornarem a fer se haga efectivo en pocos años. Votar Salvador Illa es votar lo peor de la historia contemporánea de Cataluña.