La OCB (y Tolo Gili) se declaran en guerra

La OCB (y Tolo Gili) se declaran en guerra

El pacto suscrito entre el Partido Popular y Vox está provocando una catarata de reacciones a cual más dramática y tremebunda por parte de una izquierda enloquecida. Cualquiera que lea la prensa de papel balear y no se pasee por la calle creería que las Islas Baleares se encuentran al borde de una guerra civil, tal es el tono apocalíptico y el arsenal de grueso calibre que emplean los adversarios de las derechas baleares.

Tras advertir días atrás de que el pacto PP-Vox que todavía se estaba cociendo suponía una «emergencia democrática» y fracasar en su papel de intermediaria entre las fuerzas de izquierdas para que le regalaran las cuatro miserables abstenciones que necesitaba Marga Prohens para ser investida presidenta balear y aislar así a Vox en un cordón sanitario, un fracaso que denota el actual nivel de influencia de la antaño venerable entidad, esta semana la Obra Cultural Balear (OCB) se ha declarado finalmente en guerra. Un desenlace esperado a tenor de la escalada verbal de días precendentes.

PP y VOX «han declarado la guerra contra todos los mallorquines que aman la lengua y la cultura de nuestro país», dice el parte de guerra de los de Miralles. Marga Prohens, asegura la entidad pancatalanista, se habría colocado «al margen del Estatuto de Autonomía» al aceptar los postulados de Vox en materia lingüística. Tras ocho años dormitando ahora toca ejercer el papel de agitadores por el que cobran sustanciosas subvenciones, la última una de 30.000 euros de la Generalidad catalana tal como informa el periódico ABC. No sé hasta qué punto una autonomía se puede inmiscuir en la desestabilización de un gobierno de otra comunidad autónoma democráticamente elegido a través de organizaciones políticas disfrazadas de culturales como es la OCB. Una razón más a sumar a la larga lista de deslealtades, insurrecciones y desacatos de la región catalana que deberían en buena lógica desembocar en otro 155, pero esta vez, uno de verdad.

Hijos del odio

La Unión Obrera Balear (UOB) y Alternativa, sindicatos docentes minoritarios y declinantes a tenor de las últimas elecciones celebradas el pasado mes de diciembre, han salido en tromba y sacan también espumarajos por la boca. La UOB afirma ahora que «la lliure elecció de llengua és un simple pretext per matar el català. Treinta años de inmersión lingüística obligatoria en las escuelas no han impedido que el catalán esté según ellos mismos «en peligro de extinción». Tal vez esta desagradable situación se deba a que las políticas lingüísticas no han sido las más acertadas. Mejor buscar un enemigo al que hay que culpar de todos los males antes que reconocer que las políticas implementadas no sólo no han sido efectivas sino contraproducentes para la salud del idioma patrio.

«Un Govern fill de l’odi és una assegurança de derrota electoral. Si ara vostè, empesa pels seus socis extremistes, declara la guerra a la llengua pròpia de les Balears», avisan los agoreros de la UOB. Desde el sindicato docente descalifican como «hijos del odio» a un Govern cuyo nefando pecado consiste en ampliar los derechos lingüísticos a los castellanohablantes y a quienes, siendo catalanohablantes o de cualquier otra lengua, desearían también una educación con más horas en español. Hablando de «odio», este sentimiento que nuestras autoridades incluso se han atrevido a malmeter en el código penal, la UOB es el mismo sindicato fundado por aquel par de cómicos docentes que, vestidos a l’ample y blandiendo el ronzal de una somereta, reivindicaban en los noventa un «barco de rejilla» para devolver a los forasteros a la Península. Ver para creer.

Por su parte, el sindicato Alternativa esgrime que la «segregación» por idioma puede comportar un incremento de cursos y se preguntan si hay recursos humanos y económicos para poder implementar la libre elección de lengua. En lo que llevamos de autonomía debe ser la primera vez que un sindicato docente se pregunta si hay dinero para implementar una determinada política educativa. Bienvenidos al club de la ortodoxia económica. Mucho me temo que una consejería que en ocho años ha aumentado el gasto en un 50% (de 800 millones a 1250 millones) no está pasando por excesivas dificultades económicas, es más, todavía le queda mucho para alcanzar el 5% o el 7% del PIB que la izquierda reivindica para la educación. Así que tranquilos, por dinero no quedará.

«S’ha demostrat que el català, llengua pròpia de les Illes Balears, és un element cohesionador de la societat que equilibra la balança del coneixement de les llengües oficials», afirman los de Alternativa. Lo que se ha demostrado más bien es todo lo contrario, a tenor al menos de los dramáticos mensajes que nos llegan del mundo nacionalista. Incluso en los patios de los colegios, reconocen alarmados, todo el mundo habla español. Por consiguiente, sería el español, y no el catalán, el principal elemento integrador y cohesionador entre los estudiantes. Como casi siempre, los nacionalistas confunden sus deseos con la realidad.

Sometidos a las órdenes de Vox

Quien está demostrando una resiliencia admirable frente a toda adversidad es el incansable Toni Gili, presidente de Proposta per les Illes (El PI), quien, tras ser barrido en las pasadas elecciones del 28 de mayo, está saliendo a la palestra con un coraje descomunal para levantar algo tan original como la bandera antifascista. Y eso que decían en campaña que eran un partido centrado y alejado de los extremos. «És intolerable que a un partit que va en contra de la cultura, la llengua, la manera de viure dels mallorquins o el retorn de competències li donin el poder per marcar les polítiques que es duran a terme els pròxims anys», clama un malhumorado Tolo Gili.

Ya ven, por muchos esfuerzos que haga el PP por gobernar en solitario y visibilizar ante la opinión pública que no depende de nadie, la opinión publicada y toda la oposición es unánime: Vox lleva del ronzal al PP que se presta a ser el mero brazo ejecutor del programa de los de Abascal. Entretanto, los de Abascal a verlas venir, vigilando a ver si los formidables gestores del PP siguen sus mandatos uno por uno.

«La nostra identitat com a societat està en perill, i ara encara més, que el PP ha decidit entregar-se i assumir l’ideari de Voxa les institucions principals», insiste Tolo Gili con el mismo mantra. «Marga Prohens serà presidenta d’un govern en solitari, però estarà sotmesa a les exigències de Vox i haurà de demanar permís perquè des de Madrid li deixin fer o desfer a les Illes Balears», recalca el presidente de Proposta per les Illes. Gili se siente como un animal acorralado, «los dirigentes de Madrid van a decidir si hablamos en nuestra lengua». Pobre Gili, otro que o está asustado o ha enloquecido tras el varapalo del 28-M. Tiene los días contados.

Lo cierto es que a Gili no le ha sentado nada bien que el PP le haya dejado fuera del gobierno del Consell de Mallorca donde Proposta per les Illes aspiraba a que sus dos consejeros entraran a formar parte del ejecutivo de la institución presidida por el popular Llorenç Galmés. La propuesta nacía ya muerta: la suma de PP y El PI no alcanzaba los 17 consejeros necesarios para la mayoría absoluta. Y es que la desesperación de El PI por entrar en los gobiernos es perfectamente comprensible. Desde hace más de trece años que los restos de Unió Mallorquina apenas se llevan nada a la boca. Desde aquella lejana operación Voltor (2010) que destruyó la narrativa de una UM mala malísima (Munar, Nadal, Flaquer) y una UM buena y sana (Melià y los alcaldes de Alcúdia, Porreres y Pollença), una operación policial contra la corrupción de UM que terminó de fulminar a los munarinos y que desembocó en la explusión de todos los cargos de UM del Govern y del Consell de Mallorca, los herederos de UM no levantan cabeza. Trece años comiéndose los turrones desde la oposición y sin aguinaldo alguno.

En los últimos ocho años (2015-2023) sus periodistas de cámara han estado clamando sin éxito contra la extrema izquierda de Podemos tratando de que Francina Armengol se fijara en ellos a ver si los intercambiaba por Podemos y conformaba así la inquera un ejecutivo sin Podemos y formado por socialistas, meseros y los de Melià. En vano. Entre otras razones porque con el par de diputados de El PI la socialista Armengol, incluso en el hipotético caso de haberse dejado engatusar por semejante disparate, no alcanzaba los treinta diputados. Podemos tenía 10 (o 6) diputados por los 2 ó 3 de Proposta per les Illes. Simple aritmética electoral. Y aunque haya votos caviar como los de El PI y votos «catetos y desarrapados» (https://okdiario.com/opinion/catetos-desarrapados-11096983) como los de Vox, la democracia es un régimen tan injusto en el que, a diferencia de las añoradas aristocracias de suelo y sangre, todos los votos valen lo mismo. En fin, así es la representatividad en democracia por mucho que a Tolo Gili o Antonio Martorell les parezca tremendamente injusto.

No sé si Tolo Gili en consciente del bochorno que puede causar su verborrea hiperbólica en los pocos feudos que todavía controlan los alcaldes de El PI. Mientras estos munícipes logran mayorías absolutas centrándose en la gestión y dejando de lado los extremismos, incluso algunos recomiendan votar al PP para las elecciones generales del próximo 23-J, la imagen desquiciada de Gili no coadyuva precisamente a mantener una imagen del partido centrada. Incluso Josep Melià parece moderado a su lado. Todo indica que Gili tiene tantas habilidades para dirigir un partido como conocimientos para hablar en propiedad de financiación autonómica (https://okdiario.com/opinion/indocumentados-sobre-todo-deshonestos-9665410). Que Dios le conserve la vista.

Los consejos insulares son ahora moneda de cambio

No ha sentado nada bien a la ultraizquierda que PP y Vox hayan pactado gobiernos de coalición en los consejos insulares de Mallorca y Menorca. Quien se ha llevado la palma por su tono bronco y desquiciado ha sido el mesero Jaume Alzamora que, en un alarde de incontinencia verbal, ha llegado a llamar «traidor» al bueno de Llorenç Galmés. «No només ha cedit a l’extorsió, sinó que es converteix en un titella tot per a presidir de forma interina la institució, ja que amb aquest pacte qui governarà de facto seran els consellers de Vox». Según Alzamora, el Consell de Mallorca se habría convertido en la moneda de cambio del PP para repartirse las sillas con Vox. «Amb aquest acord, Galmés traeix Mallorca i es converteix en moneda de canvi obligat pel seu propi partit», ha sentenciado un Alzamora fuera de sí.

Resulta curiosa esta forma de ver las cosas en un partido que, con apenas tres o cuatro diputados a lo sumo, ha participado en todos los ejecutivos de la institución insular desde 1995 con la excepción de los períodos de Matas (2003-2007) y Bauzá (2011-2015). ¿Acaso cuando el PSM (ó Més) ha gobernado en coalición en el Consell de Mallorca ha «extorsionado» a sus socios socialistas? ¿Acaso Munar o las socialistas Armengol o Cladera eran «marionetas» de los pesemeros que les dictaban lo que tenían que hacer? ¿Cuándo no se ha utilizado el Consell de Mallorca como «moneda de cambio» en pactos globales como en 1999, 2007 ó 2015? ¿Acaso antes no era un reparto de sillas y ahora sí? ¿En qué se basa Alzamora para acusar al «irresponsable» Galmés de «renunciar a los principios básicos de la convivencia»? Las declaraciones de Alzamora no son precisamente un dechado de prudencia y saber perder que invite precisamente a la convivencia y a evitar la crispación. Al contrario, sólo buscan la división y el enfrentamiento entre ciudadanos cuya única vela en este entierro es la de votar cada cuatro años. Y han votado.

Mari Pau y la lucha de lenguas

María de la Pau Janer está triste, muy triste. «Cuando era muy joven, invertí muchas energías en defender mi lengua y mi cultura (..). A lo largo de los años, a medida que dejé de ser aquella muchacha entusiasta e ingenua, seguí luchando por el catalán, lengua de Ramon Llull. Me mueve el amor. Así de simple. (..) Me impulsan -voy a decirlo- el dolor y la rabia de ver los tiempos que vivimos, cuando desciende el número de catalanohablantes, los jóvenes hablan en castellano entre ellos y surgen alianzas de gobierno que pueden poner en serio peligro el catalán».

Por lo que ella misma dice, no parece que la situación penosa por la que pasa el catalán de las islas sea culpa de las alianzas de gobierno venideras. Después de tanto amor, tanto dolor y tanta rabia, viene el desquite sentenciador de la poetisa del pueblo que resuena amenazante y nos provoca escalofríos. «Estoy harta de escuchar la frase: Yo soy mallorquina, pero no hablo el mallorquín. Si piensas o defiendes eso, mientes. Los mallorquines somos aquellos que, nacidos o incorporados a esta tierra, usamos con normalidad su lengua. Y del castellano, no os preocupéis demasiado: tiene una salud envidiable y se aprende solo respirando». (https://www.ultimahora.es/opinion/tribuna/2023/06/26/1963879/mueve-amor-sencillo.html)

No me quiero imaginar los aspavientos de nuestra ultraizquierda si alguien del PP o Vox se hubiera atrevido a sugerir quién es o no es mallorquín. Pero, como Maria de la Pau viene de bona casa y está respaldada por ocho apellidos mallorquines, se lo vamos a perdonar una vez más. El quid de la cuestión, Mari Pau, no es salvar el español, por supuesto, ni nunca lo ha sido, si ni tú misma te has podido resistir a la tentación de contribuir graciosamente a la gloria de las letras españolas. El problema son los derechos de los hispanohablantes y de muchos otros que tienen vetado estudiar en esta lengua oficial, la más hablada a día de hoy de Baleares. El problema tampoco ha sido nunca el catalán sino los cuarenta años de dirigismo normalizador que no han evitado, si no han contribuido en gran medida, que un idioma que en los ochenta hablaba casi todo el mundo en Palma ahora mismo esté «en peligro de extinción», como no os cansáis de repetir. Entretanto, para tratar de imponer obligatoriamente en las escuelas una lengua que a vuestro juicio está moribunda y que cada día, gracias al fanatismo de los de tu cuerda, provoca más rechazo entre los jóvenes, no habéis dudado en arruinar los estudios de varias generaciones, privándolas de estudiar en su lengua materna y a otras muchas del dominio de una lengua universal a cuya gloria y honor tú misma, Mari Pau, has contribuido.

Y pensar que este portento de las letras y las artes fue el fichaje estrella de Jaume Matas en las listas electorales de 2007 que provocó su derrota, la más inesperada de cuantas derrotas se han sucedido en cuarenta años de autonomía. Miles de votos nulos por culpa de Mari Pau, la candidata que nunca negó sus simpatías hacia la extinta Convergència i Unió de Jordi Pujol. Esta fue la habilidad in eligendo de un Jaime Matas que empezó a cavar su propia tumba después de este monumental error.

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