Un obsceno fraude contable
El colmo de la infamia es que el Fondo de Contingencia del que dispone anualmente el Gobierno para hacer frente a situaciones catastróficas y desastres haya sido utilizado este año por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para subvencionar con 92 millones de euros a los partidos políticos. O sea, que las formaciones políticas se nutren del contingente destinado a paliar los efectos de tragedias como la registrada en Valencia. No cabe mayor ruindad. El Fondo de Contingencia está regulado por ley para atender gastos extraordinarios y sobrevenidos, en particular los derivados de catástrofes, desastres naturales o sanitarios, y situaciones de extrema emergencia que requieran reforzar los gastos militares para la defensa del territorio nacional. Lo ocurrido con la DANA mortal sirve de ejemplo para explicar esta partida específica que cada año se incluye en los Presupuestos Generales del Estado. A lo largo del año, la misma ley establece que para pagar gastos con cargo al Fondo de Contingencia se requiere acuerdo del Consejo de Ministros, previa propuesta de trámite cursada por el Ministerio de Hacienda –en este caso de la vicepresidenta primera y ministra María Jesús Montero–.
El año arrancó con 3.113 millones de euros en esta partida, pero ahora quedan (al 31 de agosto) 1.641. ¿Y el resto?, se preguntarán ustedes. Pedro Sánchez ha ido sacando de este fondo millones de euros para destinarlos a objetivos completamente distintos. Entre ellos, 92 millones de euros que se han repartido entre los partidos políticos con representación parlamentaria nacional y en diversas subvenciones. Es dinero público que debe salir de las partidas del Ministerio del Interior para cumplir con la ley de financiación de partidos políticos, pero nunca debiera salir de un fondo reservado para hacer frente a situaciones de catástrofe como la registrada en Valencia. En suma, un fraude contable en toda regla y una estafa con apariencia de legalidad. A eso se le llama traficar con la desgracia ajena.