Mil vueltas para quedarse en el mismo sitio

Mil vueltas para quedarse en el mismo sitio

La estrategia política del verano parece centrada en dar mil vueltas para quedarse en el mismo sitio. El próximo sábado se celebrará el Comité Federal del Partido Socialista. Es el máximo órgano de decisión del partido, a parte de los Congresos –que de ser ordinarios se celebran cada cuatro años- y, por lo tanto, sirve para que puedan tomarse decisiones en el tiempo que transcurra entre ellos. Aproximadamente, unos 200 miembros –y miembras- constituyen este órgano. Lo habitual es que no acudan todos a sus convocatorias, que la documentación a tratar llegue en el último momento y que no se produzcan debates en ellos puesto que las decisiones se vienen tomando previamente en reuniones mucho más reducidas. El CF viene siendo, por desgracia, una mera escenificación formal para adoptar resoluciones sin demasiada profundidad y nula construcción democrática. Sobre todo sirve para interpretar quién apoya a quién a través de saludos, de encuentros y descifrando los discursos que más o menos los más “relevantes” pretenden protagonizar.

Una de las funciones que tiene atribuidas este órgano es la decisión al respecto de los pactos que el PSOE debe llevar a cabo en la formación de Gobierno. Y precisamente ésa será la cuestión más importante a abordar en el próximo encuentro. Fuentes socialistas de gran relevancia señalan que lo más probable es que de esta reunión salga la postura unánime de no apoyar la investidura del Partido Popular para encabezar Gobierno tras los resultados electorales del 26J. Ni por acción ni por omisión: o sea, que ni habrá abstenciones ni, mucho menos, votos a favor. Si el PP no consigue obtener la mayoría simple requerida en la primera vuelta de investidura —y todo apunta a que no lo conseguirá—, acudiremos a una segunda vuelta donde lo previsible sea la encomienda a Pedro Sánchez.

En esta segunda convocatoria ya no es necesaria la mayoría simple sino que haya más votos a favor que en contra —o abstenciones—. En este momento la pelota recaerá sobre el tejado de Podemos y tendrán que demostrar si lo de “la mano tendida” era real o simplemente una argucia de campaña electoral para camuflar que la verdadera mano iba al cuello de los socialistas. Lo más probable, según apuntan algunos barones socialistas es que nos encontremos de nuevo en un bloqueo que nos va a llevar de cabeza a unas terceras elecciones. Básicamente porque el PSOE no va a apoyar al PP y lo más probable es que Podemos no apoye al PSOE, y tanto Ciudadanos como la formación de Iglesias no estarán por la labor de participar en un tripartito junto a los socialistas. En definitiva, lo mismo que hace seis meses.

Si vamos a unas terceras elecciones –mejor dicho, si nos llevan- se supone que el PP se consolidará, igual que el PSOE —éste al frente de la oposición—, y las nuevas formaciones terminarán por tener una presencia meramente testimonial, reemplazando el lugar que venían ocupando IU y UPyD. Este es el panorama que según parece se nos presenta, salvo cambios radicales de última hora. Se reforzará el tradicional bipartidismo, legitimado además por esos votos indignados que han pasado a estar representados dentro del sistema. Y para cerrar el ciclo de «regeneración» será bastante probable que a finales de año nos ofrezcan nuevas cabezas visibles, provenientes de congresos internos convocados con el fin de dar la sensación de que todo ha cambiado para que, en definitiva, todo siga igual.

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