Una mejora estacional del empleo

Empleo España

Los datos publicados de la EPA no vienen sino a confirmar que el empleo languidece, pese al aumento propio de la época estacional en la que nos encontramos. No es más que la manifestación de lo que subyace en la economía española, que es una fuerte destrucción de capacidad productiva privada, motivado por un ingente gasto público que actúa como elemento que genera un fuerte efecto expulsión de la inversión privada, al drenar recursos para su financiación, encarecerla al competir por ella, al necesitar el sector público cada vez más recursos, fruto del crecimiento exponencial de su deuda y de la aceleración del déficit estructural español, sin lograr tampoco reducir adecuadamente el déficit coyuntural, disminuido sólo por el incremento recaudatorio debido a la inflación. Junto a ello, una inseguridad jurídica creciente -comportamiento populista, impuestos específicos para determinados sectores, comportamiento poco responsable, como el colofón que vemos estos días sobre el desistimiento del presidente del Gobierno de sus funciones durante cinco días-. Todo ello, desanima la inversión, hace reducirse la actividad económica y perjudica al empleo.

Eso termina manifestándose, más tarde o más temprano, de manera estructural, más allá de la inmediatez del dato cortoplacista, que ahora, al profundizar sobre la estacionalidad veraniega del dato del IITR-2024, confirma ese empeoramiento estructural de la tendencia. Si el deterioro no fue anterior y no fue más intenso se debe a que el Gobierno ha contado con la suspensión de las reglas fiscales durante cuatro ejercicios para poder gastar de manera exponencial, pero la política económica aplicada, más allá de emplear el gasto para mantener la economía artificialmente viva, no tiene nada: ni una reforma estructural que dinamice la economía, ni una señal de seguridad y confianza, ni un gesto para atraer inversiones. Nada de nada.

  • Los ocupados aumentan en 434.700 personas en el trimestre, pero si se desestacionaliza ese crecimiento sólo es de un 0,37%.
  • Es el incremento interanual de ocupados más bajo de los últimos diez años, con excepción de 2020 por las restricciones de la pandemia.
  • El paro baja en 222.600 personas en términos intertrimestrales, pero al desestacionalizar aumenta un 1,15%.
  • En términos interanuales, es el tercero peor de los últimos diez años, baja sólo en 52.900 parados.

Por tanto, son registros muy débiles en términos interanuales en materia de empleo y paro, mantenidos por el espejismo estacional y la anestesia del gasto público, pero que estructuralmente muestra el deterioro del mercado laboral, desgraciadamente, de manera muy preocupante, debido a que el Gobierno no ha hecho ninguna reforma de las necesarias para que la actividad económica pueda sostenerse por sí misma y para agilizar el mercado laboral.

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