¿Política exterior?

¿Política exterior?

Que el PSOE es una banda organizada delictiva, una asociación mafiosa, ha quedado demostrado palmariamente. Pero la cuestión no sólo es grave, sino preocupante en tanto en cuanto a las consecuencias nacionales se le están uniendo las internacionales. Podría afirmar que desconozco qué tipo de política exterior está practicando este nefasto Gobierno, esta errática deriva, pero ciertamente no estaría haciendo un reflejo de la realidad.

Desde que este sátrapa de Pedro Sánchez ostenta el poder, ha entregado el Sáhara Occidental a Marruecos, incumpliendo el mandato de la ONU que asignaba a España como potencia administradora y la celebración de un referéndum. Al tiempo de enemistarnos con Argelia, nuestro principal proveedor de gas, le otorgamos a nuestro principal enemigo en el Magreb, Marruecos, un trato que no merecía.

Más tarde, en una vil postura, nos decantamos por Hamas, contra Israel, rompemos contratos con ellos, alineándonos con el eje de Irán y todos los enemigos de los israelíes. A la par aderezamos todo esto con el incalificable Zapatero, representante de Maduro y los cárteles del narcotráfico, a los que Trump ya ha anunciado con actos de guerra.

Sin embargo, si todo ello no fuera de extrema gravedad en nuestra posición geopolítica, nuestra pertenencia a la OTAN, choca con la guinda que Sánchez, movido igualmente por el vil Zapatero, se acerca a China a través de la operadora telefónica Huawei, enemiga precisamente de EEUU. Sánchez parece olvidar que China no deja de ser una dictadura comunista, enemiga de EEUU y que éste sabe perfectamente que la utilización de la tecnología Huawei es una clara temeridad, un gran riesgo para su seguridad nacional e internacional en todos los ámbitos y particularmente en el plano militar y geoestratégico. Por ello, ya en su primer mandato vetó la utilización de la tecnología Huawei a favor de la de Nokia, conocedor de los meridianos y graves riesgos que suponía ponerse en manos de los chinos.

Pero claro, el asunto es mucho más turbio de lo que parece cuando conocemos no sólo las visitas de Zapatero y Sánchez a China, sino que a principios de 2021 Huawei se incorporó como cliente de la agencia de comunicación Whatefav S.L., propiedad de Laura y Alba Rodríguez Espinosa, hijas del ex presidente Zapatero. La contratación de Huawei se produjo casi al mismo tiempo que Huawei fichó a Víctor de Aldama como consultor (el 16 de febrero de 2021) y apenas dos días después apareció el logo de Huawei en el sitio web de Whatefav. Posteriormente, Whatefav eliminó de forma discreta cualquier referencia a Huawei en su cartera de clientes.

A esto hay que añadirle que ya la pareja del ministro actual de Exteriores Albares, Therese Jamaa, fue vicepresidenta de Huawei España hasta mayo de 2023. Y para que no quede nada al azar en este lobby absolutamente inmoral y mafioso aparece el ex ministro socialista José Blanco (conocido como Pepe Blanco) vinculado a Huawei a través de su consultora de asuntos públicos, Acento Public Affairs, ya que Huawei contrató a Acento, la consultora fundada por José Blanco, como su lobby para gestionar sus relaciones con el poder en España y Bruselas. En ese equipo trabajaban el ex diputado Antonio Hernando y su mujer, Anabel Mateos, quienes posteriormente pasaron a ocupar cargos en el Gobierno de Pedro Sánchez y en la estructura del PSOE.

Si a toda la corrupción nacional unimos el alineamiento descrito, ahora se puede entender que Trump nos calificara de nación BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pues la CIA obviamente está para algo y así se han desarrollado los acontecimientos.

España se encuentra hoy ante un cruce de caminos crítico, no sólo por la podredumbre interna que asfixia nuestras instituciones, sino por una deriva exterior que nos coloca del lado equivocado de la historia y la libertad. Lo que Sánchez y el PSOE han tejido no es política, es un entramado mafioso, un lobby al servicio de intereses ajenos a nuestra nación, que compromete nuestra seguridad, nuestra soberanía y nuestro lugar en el mundo.

Cada cesión, cada alianza espuria y cada maniobra opaca nos alejan de nuestros aliados naturales y nos hunden en la órbita de regímenes totalitarios que nos usan como peón de su tablero. La historia juzgará con dureza a quienes, por ambición personal y servilismo ideológico, han puesto a España de rodillas y en grave peligro la seguridad nacional e internacional.

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