Las mansiones de Puente y Redondo
Nada tiene de extraño que no haya dinero público para combatir el ELA, ni para dotar a la dependencia, ni desbrozar el Barranco del Poyo. El Gobierno lo dedica a facilitarse a sí mismo la vida. El último sobresalto lo conocimos la pasada semana.
Resulta que los superprogres, siempre preocupados por dar ejemplo de austeridad y buena utilización de los caudales públicos, los ministros Óscar Puente y Ana Redondo, dedican un millón de euros del contribuyente a remodelar sus respectivos apartamentos en la mejor zona de Madrid… ¡Con un par!
No han construido ni media docena de viviendas públicas pero a los ministros del austero Sánchez que no les falte de nada. Han perdido hasta las formas. Hombre, al menos, podrían haber publicado en X el estado de las reformas para dar ocasión de divertimento a los miles y miles de españoles que no pueden encender la calefacción ante la carestía de la energía.
¿En qué se diferencian estos nuevos ricos de aquellos que ellos denuncian? ¿Qué les une en sus vidas diarias con los más desfavorecidos de la actual sociedad española? Nada. Sólo palabrejas y pretextos preconstituidos. De Puente sabíamos su afición al lujo (hoteles marbellíes, yates, automóviles de alta gama, tiendas de ropa de marca) pero al menos se podría conducir con un poco de por favor.
Ya lo dijo el Otro… ¡Haced lo que dicen… No hagáis lo que hacen!
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