La justificada ausencia del Rey Felipe en la Expo de Dubái

Expo de Dubái
Expo de Dubái

La ausencia de los Reyes Felipe y Letizia en la celebración del Día de España en la Exposición Universal de Dubái, prevista para el próximo día 2 de febrero, sólo se entiende dentro de la clave de la presencia del Rey emérito Juan Carlos a tan sólo 138 kilómetros de distancia del lugar donde está instalado el pabellón español. La decisión de que sea el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y varios de sus ministros los que se desplacen a la capital del emirato que acoge la Expo no parece haberse tomado tan sólo por razones de carácter económico, encaminadas a vender tecnología y experiencia en instalaciones de bienes estructurales en esa zona del mundo árabe.

Tampoco convencen demasiado las razones esgrimidas de que las autoridades de Dubái en algunos casos han invitado tan sólo a los primeros ministros de los países representados para festejar el día dedicado a esa nación y en otros casos han optado por invitar a los jefes de Estado. Sobre todo, si se tienen en cuenta los lazos que unen desde hace décadas a España con los pequeños pero multimillonarios emiratos del Golfo Arábigo, estrechados precisamente por el Rey emérito y los sucesivos emires de esos territorios.

Por esas razones, lo más lógico es pensar que la Casa del Rey, con su Jefe Jaime Alfonsín a la cabeza, haya desaconsejado al Rey Felipe viajar a Dubái para presidir los actos del Día de España y evitar la casi segura polémica que se hubiera desatado en los medios de comunicación tanto en el caso de que se hubiera encontrado con don Juan Carlos como si no se hubiera producido encuentro alguno con su padre. En el primer supuesto, la crítica vendría por haber roto el círculo de distancia que el monarca estableció con su padre a raíz del comunicado de marzo de 2020, después de conocer las actividades irregulares llevadas a cabo por don Juan Carlos. En el segundo, es casi seguro que los partidarios que consideran las decisiones de don Felipe respecto a su padre demasiado estrictas y severas, hubieran criticado que ni siquiera se dignara mover un dedo para ver a su padre después del destierro al que está sometido desde hace casi un año y medio en Abu Dabi.

Así que, previsiblemente consultada la cuestión entre el Gobierno y el Palacio de la Zarzuela de quien se iba a desplazar a Dubái, la balanza se inclinó a favor del presidente Pedro Sánchez, un Jefe del Ejecutivo que le gusta ejercer de primer responsable de la política diplomática de su país con mucha frecuencia. Él sabe y es consciente de que es una persona que sabe desenvolverse con habilidad en los ambientes internacionales, es capaz de relacionarse sin problemas con sus homólogos de otros países y no tiene problema de idiomas.

Don Felipe, una vez resuelto el asunto, se dedica ahora a preparar su próxima gira por dos países iberoamericanos: Puerto Rico, donde va a permanecer entre el 24 y el 26 de enero en la capital, San Juan, para participar en el V Centenario de la fundación de la ciudad. Y el día 27, se desplazará a la capital de Honduras, Tegucigalpa, para asistir a la toma de posesión de la nueva Presidenta, Xiomara Castro. A la vuelta, tiene previsto desplazarse con la Reina Letizia a Viena para un acto de carácter cultural. Y entre medias, el día 30 exactamente, don Felipe podrá celebrar con su familia sus más que respetables 54 años.

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