La izquierda y sus inventos: los museos descolonizados y ‘queer’ de Urtasun

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Al parecer, doce museos españoles van a ser mega queer-friendly desde junio hasta diciembre del 2024. Manuel Segade, director desde el año pasado del Museo Reina Sofía, ya anunció cuando asumió el puesto que le daría justamente este sello, por lo menos durante los cinco años que durase su contrato. Y el ministro de Cultura, nuestro Gran Descolonizador, también está por la labor. Como ha sido la Semana del Orgullo ya ha aprovechado para programar todo tipo de actividades LGTBIQ+ en distintas pinacotecas españolas. ¿Les extraña? Claro que no: lo queer es un chicle de extensión infinita y no nos sobran las ideas. Además, tengan por seguro que el público que asiste usualmente a los museos y pinacotecas lo está deseando fervientemente. Y ya no digamos los grupos escolares, criaturas cautivas que ya vienen machacadas con lo trans desde escuelas e institutos. Si no quieres caldo, dos tazas. Efectivamente, los centros educativos hace tiempo que son un foco de inducción de una fantasía/ideología que esta sí nos coloniza.

Magufería pura en las escuelas. Les hago cinco céntimos. De ser un secreto a voces, abrió fuego con muchos datos Abigail Shrier, autora norteamericana y ex columnista de opinión del Wall Street Journal. A pesar de los furiosos ataques que recibió, denunció sin ambages la propagación trans en la escuela con su libro Un daño irreversible. «En el parvulario», dijo,»a los niños se les enseña que pueden tener un cerebro de niña en el cuerpo de un niño o viceversa».

También en nuestro país. En la mayoría de las comunidades autónomas se han aprobado protocolos de obligado cumplimiento para los centros educativos que asumen la visión queer de la identidad de género como una verdad evidente. Si no se lo creen escuchen a la antropóloga Silvia Carrasco en La coeducación secuestrada. Crítica feminista la penetración de las ideas transgeneristas en la educación: «Se induce y se contagia. Se induce en todas las etapas educativas y se contagia luego en la adolescencia. Las leyes educativas, aprobadas en catorce comunidades autónomas, establecieron una nueva verdad, que está siendo explicada en todos los centros educativos, en toda la formación del profesorado y en la formación de futuros maestros y maestras». O en el indispensable Nadie nace en un cuerpo equivocado, de Pérez y Errasti. Lo que pervierte la educación son las influencias supersticiosas, el abandono de la ciencia.

Nuestras sociedades padecen una auténtica «disforia educativa», dice Fernando Savater, es decir, «un rechazo ideológicamente inducido a cumplir la misión que ha correspondido a la paideia desde nuestros orígenes griegos y cristianos. Pero sin paideia humanista tampoco tendremos mucho tiempo democracia humanizadora».

Pues ya ves, Fernando: desde este mes de junio y hasta diciembre en doce museos estatales del Ministerio de Cultura podrás disfrutar de un calendario de actividades con perspectiva LGTBIQ+. Verás las más curiosas performances, eso que llaman «talleres», exposiciones y charlas/ coloquio. No te extrañará que le llamen a eso, en un arrebato de originalidad, «Cultura Orgullosa». Lo presentó hace una semana nuestro querido ministro Urtasun en una rueda de prensa donde insistió mucho en que su objetivo era que todas las personas «tuvieran derecho a participar en la cultura, independientemente de su origen, género u orientación sexual». Porque hasta ahora, al parecer, sólo podían asistir tipos como Santiago Abascal con su insultantemente heteronormativo caballo blanco. No hay que perdérselo.

Quienes visiten esos museos experimentarán un diálogo entre la creación actual y los museos «desde una perspectiva interseccional y en todos sus múltiples significados». Que eso no sea nada con sentido no debería desanimarles.

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