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Instagram: el nuevo retrato de Dorian Gray

Instagram: el nuevo retrato de Dorian Gray
Instagram: el nuevo retrato de Dorian Gray

Cuando Oscar Wilde escribió el Retrato de Dorian Gray en 1.890, nunca llegó a imaginar que más de un siglo después, su libro estaría más vigente que nunca. Cuenta la historia que un guapo y joven Dorian Gray es retratado por un pintor que cae seducido ante su belleza. Cuando Dorian ve el cuadro, desea quedarse eternamente con la imagen que éste refleja.

He escogido este ejemplo porque hoy parece que jóvenes -y no tan jóvenes- quieren construir un nuevo modelo de sociedad, en el que la belleza y la juventud determinan un status de vida. Basta con estar 5 minutos en Instagram, Facebook o Tik Tok, para ver personas siempre guapas, jóvenes, felices, en viajes, etc.; en pocas palabras, comunidades del “querer ser”.

Y por si esto no fuera suficiente, estas comunidades creen tener el derecho divino a violentar a todo aquel que se sale de la norma. Y este es el caso de Sarah Jessica Parker, la tan famosa Carry Bradshaw de Sex and the City, quien ha sido atacada por cientos de seguidores, porque a sus 56 años ha decidido dejarse las canas, y mostrar sus arrugas sin complejos. Por no hablar de otros casos como los de Camila Cabello, Selena Gómez, e incluso más locales como Tamará Falcó o Tania Llasera, quienes han sido criticadas en medios, por sus subidas de peso.

“¿Qué esperan que hagamos? ¿Que dejemos de envejecer? ¿Que desaparezcamos?”, con estas preguntas Sarah Jessica se cuestionaba acerca del escrutinio con el que millones de personas se creen con derecho a atacar a otras por su imagen.

Las redes sociales estructuran su funcionamiento en forma de comunidades, en las que cada uno de sus integrantes construye su propia identidad digital. El gran problema es que hoy los jóvenes construyen esa imagen en base a lo que ven dentro de esa misma red. Basta con ver la cantidad de mujeres que imitan el maquillaje de Kim Kardashian, y que tratando de ser originales, terminan siendo iguales las unas a las otras.

En Estados Unidos cientos de asociaciones, psiquiatras y médicos, han presentado informes acerca de los problemas del excesivo individualismo, la ansiedad, el “F.O.M.O.” (miedo a perderse algo) en los jóvenes, y de cómo el uso excesivo del “on line” incrementa la depresión. Y es normal, porque que entre las expectativas que generan las redes y la realidad de cada uno, existe un largo trecho.

Y aunque las quejas no cesan, aún no se conoce una medida clara por parte de Instagram para mejorar este tema. Mientras tanto, cientos de jóvenes se deprimen por no llegar a las expectativas que la red vende, pero al mismo tiempo se sienten en la capacidad de criticar a aquellos que están fuera de la norma.

¿Qué hacer? Hasta ahora, muchos padres sin tener conciencia del problema permitieron a sus hijos manipular esta clase de redes, sin ni siquiera saber utilizarlas ellos mismos. De allí el auge de Instagram, ya que sus hijos interactuaban sin que sus padres se enteraran de lo que allí acontecía.

Tuvimos que saber de asesinatos, suicidios, violaciones, ciberbullying y autolesiones de jóvenes, para que los padres tomaran conciencia del problema que tenían en sus manos. Y aunque no creo que la solución sea eliminar el uso de las redes, parte del remedio pasa por la educación y el pensamiento critico que le enseñamos a nuestros hijos (recuerda que el gobierno acaba de eliminar la filosofía en el colegio) a la hora de afrontar estas situaciones.

Tan solo piensa esto: si no le prestas el coche a tu hijo, por miedo a que se estrelle o se haga daño, por qué sí le dejas deambular por la vía digital sin ninguna clase de precaución? Créeme, las consecuencias en esta última pueden ser peores que un rayón en la pintura de tu coche…

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