Hermana, te creemos si nos votas


Teniendo en cuenta que hablamos del Gobierno más feminista de la historia, el cúmulo de mentiras de la ministra Ana Redondo en el caso de las pulseras defectuosas es de por sí motivo de dimisión, pero ya sabemos que eso es algo inimaginable en el matrix sanchista, cuyos miembros y miembras prefieren aferrarse al cargo mientras las víctimas pagan las consecuencias de su incompetencia. La sororidad selectiva del feminismo sanchista —¡soy feminista porque soy socialista!— funciona así: te creemos si nos votas, te ignoramos si nos molestas. Mientras Montero y sus amigas se iban de cuchipandi a Nueva York con gastos pagados por nosotros, las mujeres quedaban expuestas a sus maltratadores por la racanería y los prejuicios ideológicos de las que se aporrean el pecho cada 8M. Como Begoña, que irá al banquillo junto a la asistente que le llevaba el bolso y la pancarta.
Redondo aseguró que sólo afectaba a un número muy pequeño de casos, «que no llega al 1%», pero la memoria de la Fiscalía la desmentía denunciando «una gran cantidad de sobreseimientos provisionales o fallos absolutorios». Los testimonios de mujeres publicados por OKDIARIO prueban el calvario que tuvieron que pasar al sentirse completamente desprotegidas. Algunas, incluso, devolvieron las pulseras antimaltrato por inútiles. El ridículo lo remató, como siempre, Yolanda Díaz pidiendo una «pequeña investigación» – que tampoco es para tanto, hombre…
Hoy revelamos que el propio ministerio de Redondo admitió en febrero la necesidad de «mejorar la vigilancia electrónica» para proteger a las víctimas. Es decir, primero reconocen el problema en documentos oficiales, después lo niegan públicamente y finalmente acusan de mentirosos a quienes lo denuncian. La verdad es que lo sabían y lo ocultaron. Ahora ya sabemos que los auténticos negacionistas de la violencia de género no habitan en las cuevas oscuras del fascismo sino que campan a sus anchas en el Consejo de Ministros a rostro descubierto.