Paco Salazar como cortina de humo del ‘caso Begoña’

Opinión de Eduardo Inda

Que Paco Salazar es un depredador sexual al menos en potencia o en esencia no es algo de aquí ni de ahora y desde luego tampoco nada nuevo bajo el sol. He de recordar que cuando tocó sustituir al ladrón de Milagro, Santos Cerdán, se anunció a bombo y platillo su nombramiento como adjunto de la nueva secretaria de Organización, la desaparecida Rebeca Torró. No pasó de serlo in pectore porque la noche del 4 al 5 de julio, es decir, hace cinco meses casi exactos, fue para este personaje de rostro bobalicón la de los cuchillos largos. Por la noche era el número 3 ó 4 del partido en el Gobierno y por la mañana un auténtico apestado al que todos giraban la cara cuando se lo cruzaban. Todos menos Pilar Alegría, que no sólo lo defendió a capa y espada entonces sino que, además, se fue a comer con él hace tan sólo un mes. ¿Qué había ocurrido entre medias? Simple y llanamente, que se conoció que era un acosador sexual compulsivo, bueno, se conoció urbi et orbi para ser precisos porque las andanzas de este depravado eran del dominio público hacía años tanto en Moncloa como en la planta noble de Ferraz, la cuarta. La historia de siempre en los partidos zurdos: hicieron con él un Monedero o un Errejón echando mano de la siempre efectiva luz de gas.

El personaje debe ser un degenerado porque escenificar felaciones con compañeras de trabajo, normalmente subordinadas, es impropio de una persona en sus cabales. Menos aún salir del cuarto de baño con la cremallera bajada y situarla a escasos centímetros del rostro de la víctima cuando está sentada. Sólo un anormal nivel dios es capaz de espetarle a una mujer el «buen culo» que le hace el pantalón o de pedirle que le «enseñe» el escote. Por no hablar de la vis delincuencial de estas prácticas. De momento, la Fiscalía ni está ni se la espera.

Cualquier ‘head hunter’ con un mínimo de pericia profesional activaría todas las alarmas tras echar un simple vistazo al historial de Paco Salazar

El currículum de este sujeto debería haber llevado a la sospecha en Ferraz y en Palacio. Sale prácticamente a año por puesto. De 2020 a 2021 fue director adjunto del Gabinete de la Presidencia del Gobierno; entre finales de 2021 y 2022 presidió el Hipódromo de La Zarzuela, puesto razonablemente bien remunerado (90.000 euros); la segunda parte de 2022, todo 2023 y los primeros ocho meses de 2024 los pasó ocupando la Secretaría General de Planificación Política de Presidencia; el resto de 2024 y el primer semestre de 2025 ejerció de secretario general de Coordinación Institucional de Moncloa. Luego saltó por los aires. Entre medias, fue diputado por Sevilla. Cualquier head hunter con un mínimo de pericia profesional activaría todas las alarmas tras echar un simple vistazo al historial de nuestro protagonista. Cuando rotas tanto es siempre por un motivo y no precisamente bueno. Para el caudillo monclovita era un intocable. ¿Por qué será? ¿Tanto sabe como para silenciar y tapar una conducta que es cualquier cosa menos feminista y progresista e inequívocamente delictiva?

Al pájaro se le despojó de todos sus cargos a principios de julio coincidiendo con la publicación de sus andanzas en uno de los dos medios más amiguitos de Pedro Sánchez: El Diario. Que, además de un presunto delincuente sexual, es un corrupto lo ha sabido también toda España en las últimas semanas. Nos hemos enterado que cobró durante años como técnico del Ayuntamiento de Dos Hermanas sin ir a trabajar porque, en realidad, donde fichaba de verdad era en Moncloa. Y hará cosa de 15 días supimos que el marido de la testaferra, sobra decir que Begoña es la recaudadora de Pedro, ha contratado sus servicios como asesor externo, naturalmente con ese dinero público que como apuntó Carmen Calvo no debe ser de nadie dada la rumbosidad que exhiben al administrarlo.

La sincronizada prensa sanchista ha hecho de la necesidad de publicar algo que no es demasiada noticia porque en realidad no es nuevo, virtud

Y este lunes, en pleno apogeo del tirado de manta de José Luis Ábalos y Koldo García en OKDIARIO, el rotativo a sueldo del sanchismo ha vuelto a poner encima de la mesa la misma historia con algunos aditamentos para que no cante mucho. Que Salazar es un acosador sexual es del conocimiento general desde el 4 de julio, que continúa trincando de Moncloa, también, la única novedad significativa consiste en que las denuncias se perdieron. El círculo de la sospecha se cierra definitivamente si recordamos que uno de los periodistas que suscriben la noticia, un sicariete mofetil, me acusó nada más publicar la primera parte de la macroentrevista a dos de los cuatro ocupantes del Peugeot 407 de ser «el portavoz de Koldo García». Lo de menos eran las declaraciones del asesor de Ábalos, Cerdán y Sánchez, lo de más, matar al incómodo mensajero.

Sin restar una pizca de gravedad a un escándalo que, insisto, tiene cinco meses de vida, tengo meridianamente claro que esto no constituye fuego amigo sino más bien una cortina de humo lanzada para opacar un caso Begoña Gómez que, como los que atañen a Cerdán, Ábalos y Koldo, son en realidad uno solo: el caso Pedro Sánchez. Este capítulo de las andanzas de Paco Salazar no deja de ser un bis del que vio la luz en julio. Y, casualmente, ha saltado el mismito día que Koldo García aseguraba haber escuchado a Javier Hidalgo que había que «compensar con un millón de euros a Begoña Gómez por el rescate de Air Europa». Y ahí que han estado toda la semana, erre que erre, colando titulares y más titulares que en realidad consistían en dar vueltas a lo mismo. La sincronizada prensa sanchista, con TVE como mascarón de proa, ha hecho de la necesidad de publicar algo que no es demasiada noticia porque en realidad no es nuevo, virtud. Que a esta banda les toca un pie, o medio al menos, el feminismo y la lucha contra la violencia de género lo certifica el incontestable hecho de que siempre llegan tarde a todas las denuncias que tienen como victimarios sexuales a políticos de izquierda. Y si siempre llegan tarde será por algo, digo yo.

Por muchas trampas que haga la izquierda y por muchos goles en propia puerta que se meta el rival, saben que el hundimiento ha comenzado

La derecha mediática, normalmente tan atontada como la política, ha entrado al trapo consiguiendo lo que en realidad quería Moncloa: que se hable de Salazar, que desde hace cinco meses es un juguete roto, para que se hable menos de Begoñísima. Y, nuevamente, se pone de manifiesto que a estos tíos nos les gana a goebbelsianismo ni Paul Joseph Goebbels, el asqueroso nazi padre de la propaganda moderna. Claro que muchos salazares se han de sacar de la manga en las próximas semanas para contrarrestar el voluminoso material revelado por el dúo Ábalos-Koldo a modo de últimas voluntades antes de ingresar en prisión.

No les extrañe, qué sé yo, que el martes la nueva fiscal general, Teresa Peramato, anuncie a bombo y platillo la apertura de diligencias contra Paco Salazar aun a riesgo de que sus críticos echen mano del refranero español: «A buenas horas, mangas verdes». O que salgan nuevos extractos de las denuncias contra el socialista sevillano. A otros puede, a mí esta banda hace tiempo que no me la da con queso. Son listos y maquiavélicos pero no tanto como ellos se creen ni tantísimo como piensa nuestra despistada derecha. Por muchas trampas que hagan y por muchos goles en propia puerta que se meta el rival, ellos saben que el hundimiento ha comenzado, que no hay vuelta atrás, que ya es sólo cuestión de tiempo que se vayan al infierno con sus salazares y sus begoñas. Pues eso: alea jacta est.

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