¿Hay alguien transparente en este Gobierno?
El Gobierno de Pedro Sánchez nació con dos máximas: ejemplaridad y transparencia. A día de hoy, ni una cosa ni la otra. Ambas brillan por su ausencia y si alguna cualidad se le puede atribuir al equipo que conformó el secretario general del PSOE es, precisamente, la opacidad. Isabel Celaá ha sido la última en ser descubierta en una práctica que, cuanto menos, es muy poco ética. Portavoz y ministra de Educación y Formación profesional de un Ejecutivo que se jactaba de ser un paradigma moral —está claro que ya no lo es— Celaá esconde en su declaración de bienes un chalé de lujo por valor de 1,5 millones de euros que tiene en régimen de gananciales con su marido.
Poco tiempo después de que iniciaran mandato es normal que los españoles se pregunten si hay alguien realmente transparente en este Ejecutivo. Si gobernaran por objetivos, tendrían que haber dejado La Moncloa al poco de llegar. Resulta imposible hacer más deméritos en menos tiempo. Tienen ya dos ministros dimitidos, otra reprobada y una densa sombra de sospecha sobre varios de sus miembros más importantes. Los escándalos no dejan de producirse y ponen en cuestión la legitimidad de estos representantes para ejercer sus funciones institucionales.
El caso Celaá aparece cuando aún nadie ha explicado cómo es posible que la administradora única de Radio Televisión Española, Rosa María Mateo, cobre de los impuestos de todos los españoles cuando tiene una sociedad instrumental con la que elude el pago de esos mismos gravámenes. ¿Qué decir de Pedro Duque? El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades aún no ha dimitido pese a tener una sociedad instrumental donde contiene su chalé de lujo en Jávea y su chalé de 335 metros cuadrados en una de las zonas más elitistas de Madrid. Por no hablar, claro está, de Pedro Sánchez, el presidente que más y peor ha plagiado en la historia de España. Sánchez dijo que venían a «limpiar» nuestro país. El concepto limpieza también debió dejarlo a los negros que escribieron su tesis fake, de otra manera no se entiende que tanto él como su equipo lo tengan tan distorsionado.