Feijóo nos dice que los catalanes tenemos «nacionalidad» propia
¡Qué cansinos estos del PP! Tienen esa idea de que dando coba a nuestras “elites”, a los de siempre, a las 400 familias que prefieren incrustarse en la administración antes que montar empresas (bueno, las que vayan a recibir subvenciones, sí) van a facilitar ese “encaje” eterno que se persigue. Van a acabar con la “desafección” famosa que viene y va.
Y no funciona así. Les dieron a ellos, ¡y no a “los catalanes”!, todo lo que pedían, hasta lo más estrambótico. Les hicieron (y les hacen) la vista gorda durante años incluso cuando se saltaban la ley. Y el PP renovado nos trae más de lo mismo. Imagino que creen que la suya es una estrategia de lo más astuta. Pero Soraya se dejó sobar el hombro por Junqueras y luego llegó el 1 de octubre del 2017.
Ya tengo ganas de ver cómo les van las próximas elecciones en Cataluña. No les entra en la cabeza que sólo los constitucionalistas (mejor dicho: los “anti nacionalistas”) votan PP. El catalán, que está convencido de que lo suyo es una “nación”, incluso el medio moderado que piensa que qué menos que ser una “nacionalidad” nunca va a votar PP. Hay una profunda superstición en Cataluña: el nacionalista cree (incluyo al progre sociata) que si alguna vez vota a la derecha española le pasará algo peligroso. Que todo el mundo llegará a saberlo y será expulsado de su paraíso.
Sólo votaría a un partido español el constitucionalista que se estremece de impotencia, precisamente, cuando oye a Feijóo hablando de “nacionalidades” y diciendo frases del Día de la Marmota como que “Cataluña debe recuperar el liderazgo”. Si aquí en Cataluña ya suena a recochineo, ¿qué deben de pensar en, pongamos, Valladolid? ¿Que van a tener que dejarse “liderar” eternamente por las razas superiores periféricas?
Quizá crean otra vez que este retorno a la casilla de salida les procurará complicidades en nuevas legislaturas. Pero nos vuelve a poner a los constitucionalistas catalanes a los pies de los caballos. ¡Y encima el Rey va a renunciar a venir a Gerona! Es una lástima que el abandono de Cataluña por parte de Ciudadanos nos haya dejado a los constitucionalistas sin opciones. Sí, ya sé que hay una. Pero vaya una. Y me molesta mucho que me obliguen a esas disyuntivas.
No está siendo una buena semana. Nunca el PP de Cataluña reeditará a nivel catalán la misma estrategia que empleó el líder popular en Galicia para “dejar sin argumentos” a los nacionalistas del BNG. Aquí está ya todo repartido en castas políticas que no se mezclan. Y que no tienen más razón de vivir que el Eterno Retorno. Y si no que se fijen bien en el catalangate. Los dispositivos de al menos 65 políticos independentistas y activistas catalanes fueron atacados o infectados con el spyware Pegasus, según investigación del laboratorio Citizenlab de la Universidad de Toronto. Pero al final se vio la mano de la Generalitat y de sus corifeos al formar parte el independentista Elías Campo de este laboratorio y de este estudio. El catalangate es un montaje propagandístico tramado desde hace meses. La ANC registró el nombre de esta web el 10 de enero en un portal que había creado la delegación de Òmnium Cultural en Bruselas un año antes.
Mientras que los inocentes que no aprenden pensaban que la cosa se iba enfriando, el tal Campo (“¡Pasi pel catalanitzador de noms!”, que diría Dolça Catalunya) iba tramando nuevos estropicios, aunque fueran de un mortadelismo apabullante. El chico, hasta ahora un simpático supervillano para los independentistas (en el FAQS de TV3 le entrevistaron durante una hora el 23 de abril y Elisenda Paluzié, presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, dijo públicamente que sin él no hubiera sido posible el catalangate) está a un paso de dinamitar con sus toscas mentiras todo el complot. Y dejar a la universidad de Toronto también perjudicada por creerse milongas políticamente correctas sobre naciones/nacionalidades oprimidas en el seno de Europa.